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SENADO CONSERVADOR

camente no se decida a este remedio, el mal quedará en su ser, i tal vez en lo sucesivo sea mas dificultoso estirparlo.

A pesar de lo dicho, no está contento el estranjero, pues todavía apetece, no solo el ser esclusivo en el manejo de las ajenas propiedades, sino que, sin interesarle, insta por la rebaja de derechos. Bien puede ser que sean un poco subidos; pero si el Gobierno quisiese hacer alguna rebaja de un cinco o seis por ciento, debia ser con condicion de que se consignen en hijos de Chile. El objeto principal, despues del bien jeneral, es dar proporciones a cada uno de los individuos; i siendo una verdad demostrada que las riquezas del Estado provienen de las fortunas particulares, hace cuenta al comun que florezcan nuestros comerciantes, lo que se conseguiria recayendo todas las consignaciones en ellos; i el fondo público con esta rebaja no esperimentaria déficit alguno, respecto de que así ni se defraudarán las piñas ni los derechos por el contrabando, ni dejarian de pagar los muchos pesos que van fuera de rejistro al estranjero. Así formarian los chilenos sus capitales, se acreditarian con los Bancos i casas ricas de Europa, tomarian conocimientos que reportarian mucho al Gobierno, a la Patria i la exaltacion de Chile. Esta fué la gran ciencia que, desde la reina de Inglaterra, doña Isabel, hija de Enrique VIII, bajo la direccion del gran Greshan ha dado a esta nacion tal importancia; este fué el crédito de la gran sabiduría de Colbert en el reinado de Luis XIV, que hizo brillar tanto el poder de la Francia; i éstos deben ser los principios de nuestro Gobierno, aunque nuestros contendores esteriores opongan a su establecimiento, su estudio, sus máximas, sus caudales i todos sus empeños. Digna de letras de oro es aquella máxima: que el Estado mas rico i mas opulento es aquel en que los particulares son poderosos aunque sus príncipes estén menesterosos.

Por último, me ha parecido necesario hacer aquí presente a V. E. otra cosa no ménos importante para que no estemos tan desnivelados con los estranjeros en el jiro i premio del dinero. A nosotros se nos prescribe por las leyes no poder cargar mas usura que el seis por ciento al año; i ellos, sin mas regla que la de sus países i de su utilidad, no reparan aun en un breve plazo recargarnos un cincuenta o un sesenta por ciento. Me lisonjeo en que el Gobierno esté ilustrado en esta materia, pues prácticamente ha esperimentado pagos desmedidos, que ha tenido que desembolsar por premio de intereses que ha necesitado en Norte-América i en Lóndres. Para ellos el dinero es un artículo de comercio que sube i baja segun la mas o ménos abundancia; i para nosotros es una inmoralidad interesarnos en mas del seis por ciento acostumbrado. Nuestro comercio se mejoraria con una institucion que arreglase esta materia, declarando que el dinero contante es un efecto mercantil que debe subir i bajar segun la escasez o abundancia; i para que las justicias puedan gobernarse en los casos ocurrentes, promulgar una lei, que lo que se pactase entre estranjeros i chilenos en órden a intereses, debe ser la guia para la decision de las demandas.

Yo, confiado en el acendrado celo de V. E. por el bien de la patria, espero que, por la alta representacion de V. E., se remedien estos males. Los comerciantes chilenos fundan sus últimas esperanzas en la favorable decision de este asunto. El comercio, sin una decidida proteccion en sus principios arruina al ciudadano. Las potencias de Europa que mas figuran por su sabiduría i riqueza, no tienen otras miras ni otro interes ni hacen otros sacrificios que por mejorar su comercio i su industria. Así solo puede florecer el nuestro, para que, en su opulencia, se afiance el esplendor, grandeza i defensa del Estado. Diez años de esperiencia tenemos en los que hemos estudiado las máximas estranjeras, reducidas todas a espoliarnos de las riquezas, sin una cooperacion desinteresada por nuestra sagrada causa. Bastantes ventajas tienen en sus banderas reconocidas en todo el mundo para traficar con libertad i apoderarse de nuestros tesoros. No les hace cuenta que salgamos del estado en que actualmente nos hallamos, i es preciso hacerles entender que para que seamos francos con ellos, deben recíprocamente serlo con nosotros. —Dios guarde a V. E. muchos años. —Juzgado de Comercio, Santiago, Mayo 21 de 1819. —José de Trucíos. —Excmo. Senado.


Núm. 675

Excmo. Senado:

Pasamos a manos de V. E. las listas orijinales de los maestros de los gremios con la asignacion que pueden contribuir mensualmente; cerciorado el Ayuntamiento que los que se pasan en blanco sin numeracion de cuota, son incapaces de contribuir. —Dios guarde a V. E. muchos años. —Sala Capitular de Santiago, Mayo 18 de 1819. —Félix Joaquin Troncoso. —Manuel Echeverría. —José María de Astorga. —Domingo de Eyzaguirre. —José Raimundo Del Río. —Benito de Vargas. —Excmo. Senado.


Núm. 676


Lista de los maestros de carpintería que tienen tienda pública en esta ciudad.
Ps. Rs.
Santiago Carrasco 4
Ramon Órdenes 6
Lorenzo Gauna 0