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SESION DE 3 DE MARZO DE 1820

pagos, desacreditando al Gobierno i causando un escándalo i jeneral descontento; i que si todo esto se remediaría con pedir las prorratas con anticipacion i por el conducto del Gobierno-Intendencia, se cautelarían esos males, no habiendo peligro próximo contra la libertad del país. I quedando cumplida la remision de las comunicaciones, se cerró el acuerdo, firmando los señores senadores con el infrascrito secretario. —José María de Rozas. —José Ignacio Cienfuegos. —Francisco B. Fontecilla. —Francisco Antonio Perez. —Juan Agustin Alcalde. —José María Villarreal, secretario.


ANEXOS

Núm. 1

Excmo. Señor:

Habiendo nombrado a don Jaime de la Guarda de Unico Ministro de la Caja de Valdivia i Administrador de aquella aduana, consulto a V.E. qué sueldo se le podrá asignar con respecto a que va a desempeñar ámbos empleos. Espero que V.E. se servirá acordar en la materia lo conveniente, i contestarme, si es posible, en el dia, pues esto solo aguardo para hacerlo marchar a su destino. —Dios guarde a V.E. muchos años. —Palacio Directorial, Santiago, Marzo 1.º de 1820. —Bernardo O'Higgins. —Excmo. Senado.


Núm. 2

Excmo. Señor:

Estoi íntimamente convencido que el asunto mas interesante i útil para el Estado, es que se declare principal la Aduana de Valparaíso. A mas de los votos parciales del honorable Lord Cochrane, del Gobernador de aquel puerto, i de otros hombres de juicio, el dictámen jeneral está por esta declaracion, en que seguramente se cifra la opulencia de la República, tal vez sin necesidad de sofocar al vecindario con el préstamo i la contribucion, i al empleado, con la rebaja del tercio. El asunto está discutido con detencion: es de necesidad que V.E. lo resuelva con aquella rapidez que exije la gravedad de la materia. —Dios guarde a V.E. muchos años. —Palacio Directorial, Santiago, Marzo 1.º de 1820. —Bernardo O'Higgins. —Excmo. Senado.


Núm. 3

Excmo. Señor:

En los distintos incidentes que bajo un coactivo carácter se presentan comunmente a los pueblos empeñados en luchas desiguales, como lo está el de Chile, no es fácil designarles una marcha metódica i siempre conforme a las instituciones que gobiernan los Estados. Las violentas i estraordinarias circunstancias de la guerra exijen las mas veces medidas i sacrificios tan urjentes e imprevistos como lo suelen ser aquéllas, i en este caso son irreparables los perjuicios instantáneos que se irrogan a todas las clases de la República.

Bien convencido de este principio, he atemperado cuanto me ha sido posible con el jefe de la division de los Andes, por dar mas espera a la colectación de todo el bagaje que aquélla necesita para trasportarse a su acantonamiento de Rancagua, desviándome en esta parte de aquel rigorismo militar tan necesario al feliz éxito de las operaciones i atendiendo solamente al alivio de todos los ciudadanos.

La apreciable nota de V.E. con data de 21 último relativa al asunto, ha sido comentada por el Gobernador Intendente de esta capital en informe que produjo a su consecuencia, demostrando que, no obstante las órdenes rejentivas para contener semejantes abusos, le había sido imposible sofocarlos, teniendo que ceder al impulso de las estrañas necesidades que actualmente han ocurrido.

Sin ellas, creo no tenga motivo para trepidar en lo futuro aquel majistrado respecto de los medios que debe emplear en ocurrencias que, aunque no tan graves, sean de la misma naturaleza; pues, como dejo dicho, las prevenciones que se le han ministrado reiteradamente, i los límites de su propia autoridad, son mas que suficientes a remover i salvar todo gravámen u obstáculo. —Dios guarde a V.E. muchos años. —Palacio Directorial de Santiago, Marzo 1.º de 1820. —Bernardo O'Higgins. José Ignacio Zenteno. —Excmo. Senado.



Núm. 4

Excmo. Señor:

Se halla pendiente el nombramiento de Gobernador político i militar de la plaza de Valdivía, hasta tanto que V.E. no resuelva, con la premura que exije la presencia de aquella autoridad en tan importante plaza, sobre el sueldo de que anualmente ha de gozar.

Debo observar a V.E. que la dotacion designada por el estrañado gobierno español, era de tres mil quinientos pesos; i soi de parecer, que por razón de las circunstancias actuales de escaseces del Fisco, se le rebaje solamente el exceso de los quinientos, quedando en el señalamiento de tres mil pesos, que es el mas módico, si se atiende a la responsabilidad, firmeza i conocimientos militares que aun mas que en otra época demanda en la presente la enunciada Go