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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo I (1810-1814).djvu/208

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CONGRESO NAClONAL DE 1811

debia jurar su esterminio político, o poner la mano en el sagrado mismo de su representacion.

Sobre este acuerdo tan horroroso como cierto, se dió aquella bronca pincelada, todo lo que condujo al peligro de ser perdida para siempre esta preciosa piedra de la real diadema. En su estremo apuro no tuvieron lugar los principios mas liberales. Fué forzoso salir del paso a todo trance. De aquí resultó un vacío que, sofocado en los primeros momentos por la inesperada seguridad, comenzó mui lijero a manifestarse en el descontento de los sensatos. Cada hombre conocia las virtudes de los nuevos mandatarios. Todos estaban satisfechos de su administracion, bendecian las providencias libradas en todo órden; pero que el tiempo inseparable del moral, el sentimiento íntimo del corazon acusaba la debilidad de las bases.

No se habia consultado la voluntad libre del ciudadano; aparecia atropellada la representacion jeneral por la separacion de sus prostituidos miembros; las provincias aun no habian habilitado los poderes que arrebató a sus pérfidos representantes el abuso de la mas alta confianza; aparecia, en una palabra, la nulidad mas insanable; el crédito del reino oscilaba en las opiniones mas humillantes, i era forzoso reponerlo o abandonar el concepto.

En crísis tan apurada enseñó la política que debia constituirse en toda libertad cada hombre, ya en su persona, ya en sus dignos representantes; así se verificó el memorable dia 16 del corriente, en que reunida en una forma apacible la mas respetable asamblea, constituido el Congreso en la plenitud mas señalada de su alta representacion, se escuchó el voto libre del reino, que unánime aclamó el gobierno representativo, i que lo sirvieran por la provincia de Concepcion el señor brigadier don Juan Martinez de Rozas, por la de Santiago el teniente coronel don José Miguel Carrera, i por la de Coquimbo el doctor don José Gaspar Marin. A sí se resolvió, i desde aquel momento solo ha resonado el eco de la confianza. Bajo tan sagrado auspicio no se compromete el nuevo poder, cuando espera con firmeza corresponder tan alto encargo.

Pueblos de Chile, jenerosos habitantes del mejor suelo conocido, el gobierno es en razon del concepto que le dispensan los que mandan. Solo es enérjico cuando lo sostiene el robusto brazo de la opinion. Ella se gana, ya se ve, por las virtudes sociales; pero si ha sido libre nuestra eleccion, si los llamados le han recibido constantes i solo vuestro empeño los ha sentado en el servicio mas árduo, vosotros, que habeis de responder a la posteridad de vuestra libre eleccion, estais rigorosamente obligados a sostener un crédito de que pende esencialmente vuestra misma felicidad. —Santiago i noviembre 20 de 1811.


ma representativo, i el gobierno compuesto de solo tres vocales, conforme lo queria la provincia de Concepcion, segun oficio de su junta provincial que se habia recibido felizmente esa misma mañana; que, si alguna circunstancia faltase para que fuese verdaderamente representativo, no debia detenerme, porque era un nombramiento provisional que ratificaria mi provincia, pendiente la constitucion para la cual estaba algunos dias ántes nombrada una comision de diputados; que, ademas, el Congreso, que representaba el reino entero, se creia con derecho, a nombre de sus provincias, de nombrar, a lo ménos provisionalmente, los vocales del gobierno representativo; i que, sobre todo , para evitar la anarquía i fatales resultas de pueblo de la capital, que se halla congregado esperando la resolucion, debia aceptar el cargo, a que, a mayor abundamiento, el mismo Congreso me obligaba sin recurso.
En este conflicto, contesté que, por evitar los males de la anarquía, aceptaba el cargo bajo la condicion precisa de consultar sobre el particular a la provincia de Concepcion, i de estar en todo a lo que ésta me ordenase, bajo la intelijencia de retirarme de dicho cargo al momento que no aprobase mi representacion a su nombre.
El alto Congreso accedió a mis protestas, de que pedí el certificado que adjunto, i, bajo ella, me recibí i presté allí el juramento acostumbrado, a las nueve de la noche de este dia 16. Todo lo que pongo en conocimiento de V.S. para que se sirva resolver i comunicarme lo que le parezca mas conveniente. —Dios guarde a V.S. muchos años. —Santiago, 21 de noviembre de 1811. —Bernardo O'Higgins. —Señor presidente de la junta provincial de Cóncepcion.