Ir al contenido

Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo I (1810-1814).djvu/374

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
358
APÉNDICE

que dirijiese las siguientes operaciones. Por fortuna, se equivocaron en la elección de uno de sus vocales, creyéndolo adicto a sus ideas (hablo del dignísimo patriota don Juan Rozas, único que podia conservar intactos los derechos inviolables del pueblo); pero era solo, i aunque se sostuvo al principio contra el torrente de la iniquidad a fuerza de sus estraordinarias luces, al fin ahogó sus populares sentimientos la multitud de espíritus quijotestos, poseídos del vil entusiasmo de la caballería. Fué consiguiente a este proceder la instrucción que circuló por los pueblos para arreglo de la elección, en que, dándoles voto, i voto a solo los nobles opresores (los mas de ellos sarracenos), se priva de su derecho al pueblo oprimido, mas interesado sin duda en el acierto de las personas que habian de representar sus poderes en el congreso nacional. Ved aquí en este solo pueblo de Concepción patentes ya las funestas consecuencias de la instrucción maldita en la elección del conde de la Marquina, del majistral Urrejola i del doctor Cerdan, sujeto a la verdad que.... Pero ántes de pasar adelante, analicemos sus cualidades i prendas personales, para que salgan a la luz del mundo en este hecho los errores a que está sujeta la elección de la nobleza, por la pasión infame de sostener a toda costa el oscuro esplendor que la distingue.

Ninguno mas inepto para desempeñar cualquier encargo público que el conde de la Marquina. Lo primero por conde. En las actuales circunstancias, los títulos de Castilla que, por nuestra desgracia, abundan demasiado en nuestro reino, divisan ya en la mutación del gobierno el momento fatal en que el pueblo hostigado de su egoismo e hinchazón, les raspe el oropel con que brillan a los ojos de los necios, i como ellos aman tanto esta ojarasca, que solo puede subsistir a la sombra de los tiranos, derramarán hasta la última gota de su sangre por sostenerlos. Su escaso mayorazgo, aun estando la España en pié, apenas le daba para mantenerse, i se veia precisado a recurrir a medios tan indecorosos como sacrilegos. Ahora, pues, que no existe aquel ¿qué había de hacer sino vender con infamia los sagrados derechos que le confió su pueblo, por la comandancia de infantería? Lo tercero, ignorante caprichoso, lleno de ambición, sarraceno.

El majistral Urrejola es un sujeto cuya sola figura es bastante para descubrir su carácter vano, arrogante i presumido, perjudicial al pueblo que representa, indecoroso al estado en que se halla e infiel a los deberes de su cargo. Todo el mundo sabe que sus miras no son otras que engañar con ridiculas hipocresías a los incautos, para conseguir como el lobo de Cuenca, a quien afecta imitar, algún rebaño de tristes ovejas a las que devore su ambición. ¿Qué hará por vosotros, engañados concepcionistas, un egoísta tal sino entregaros víctimas de quien favorezca sus ideas? Su adhesión a los sarracenos es innegable. Ellos lo hicieron diputado pagando o afianzando las deudas que habia contraído con la caja en el manejo infiel de la cruzada, o en no sé qué otros ramos, i lo imposibilitaban para el empleo. Pues a ellos i no a vosotros atenderá en el Congreso.

Cerdan, ni es ménos ambicioso, ni ménos presumido i egoísta que el anterior. Sus intereses particulares pesan mas en la balanza viciada de su amor propio, que los de todo un pueblo entero, que abandonará ignominiosamente a los insultos del sarracenismo, al menor embite con que le brinden nuestros enemigos.

Tales son, indolentes concepcionistas, las personas que os representan. No los elejisteis vosotros, es verdad, pero sufristeis que os las elijesen la intriga, el soborno i el ínteres particular de los nobles, de los rentados i de los sarracenos, para que, a vuestro nombre i al abrigo de vuestros derechos, asegurasen su distinción i autoridad sobre vosotros mismos, sostuviesen sus empleos i rentas, i favoreciesen el partido de la opresion injusta que principiáis a sacudir. ¿I podréis negar estas verdades, aunque tristes? Ojalá no estuvieran tan patentes. Reconoced el semblante de los sarracenos, i encontrareis en la complacencia que se les revierte, una prueba nada equívoca de las ventajas que ya alcanzan por estos medios en el Congreso. Recorred las tropas patrióticas en que fundabais vuestras esperanzas, i vereis a su frente, con ceño amenazador, a los mismos que formaban el yugo de vuestra servidumbre, i aun a los cómplices del vil Figueroa que atentó contra nuestras vidas. ¿Quereis mas? Oid: No contentos los nobles intrigantes de Santiago con haber cohartado la autoridad de los pueblos en la elección de diputados representantes, para que recayesen en los de su facción, cuando vieron que esta precaución, que habia tomado su malicia, no era suficiente a entregar al partido de la iniquidad, porque algunos pueblos ménos ciegos pusieron los ojos en personas fieles i escrupulosas en el desempeño de su obligación, echaron mano de otro arbitrio, tan legal e injurioso a la libertad e igualdad popular, como el primero. Este fué añadir seis diputados mas de los estipulados por Santiago, para con este excedo sofocar el número de los virtuosos i fieles patriotas. Protestaron éstos con enerjía contra un proceder tan injusto i malicioso, haciendo ver que sus representantes eran defraudadores de sus derechos, i no consentirían jamas subordinación a las resultas de una providencia tan ilejítima i violenta; i cuando debia esperarse que suscribiesen a una protesta tan justa todos los diputados de los pueblos agraviados, la mayor parte no atiende a otra cosa que a las ventajas que les resultan de acojerse a los alícuos, para cooperar a su perdición, i a la de los inocentes que le confiasen sus poderes. Los de Concepción se cuentan los primeros en el número de estos traidores. ¿I aun descansáis tranquilos en la necia confianza