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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo I (1810-1814).djvu/84

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CONGRESO NACIONAL DE 1811
XXXII
SESION DEL CONGRESO NACIONAL, EN 5 DE SETIEMBRE DE 1811
PRESIDENCIA DE DON JUAN CERDAN


SUMARIO. —Se envian oficios a las provincias sobre los sucesos ocurridos, i a los individuos que han obtenido nombramientos en la sesion anterior. —Se acuerda que el teniente coronel de dragones don Juan Miguel Benavente supla a los vocales ausentes de la nueva junta ejecutiva. —Acta. —Anexos.


ACUERDOS

Se acuerda:

  1. Enviar oficios a las provincias dándoles cuenta de los sucesos ocurridos, i a los individuos ausentes que han obtenido nombramientos en la sesion anterior.
  2. Elejir a don Juan Miguel Benavente, para que supla ad interim a los vocales de la junta de gobierno don Juan Martinez de Rozas i don Juan Mackenna, que se hallan ausentes.

ACTA

Se empleo toda en espedir oficios a las provincias, avisándoles lo ocurrido, igualmente que a los nombrados ausentes. Como los vocales Rozas i Mackenna estaban ausentes, se ordenó que el teniente coronel de dragones don Juan Miguel Benavente supliese ad interim. La alteracion inseparable de un acaecimiento de esta naturaleza, perturbando el órden de las asistencias i oficinas, embarazo el método i regularidad, que solo se restituyó el dia 12.


Anexo A


Manifiesto de 11 de setiembre de 1811 de la tercera junta de gobierno, elejida en 4 del mismo mes i año.
Se pasan en revista los actos principales del congreso, i se justifica la resolucion del 4 de septiembre.

Cuando una peligrosa incertidumbre de su existencia política recordó a este pueblo fiel i jeneroso el derecho innato de elejirse un gobierno digno de su confianza, la calidad de provisorio le hacia desear con ánsia el feliz momento en que, reunidos los representantes del reino, diesen a este nuevo sistema una forma estable que lo consolidase i afianzase en aquellos principios justos i seguros que proporciona una constitucion sábia i bien hechora. Miéntras se circulaban órdenes a las provincias para el nombramiento de sus diputados, los buenos patriotas de la capital meditaban con circunspeccion las mejores medidas de acertar en el acto mas importante de su vida civil.

La ambicion del mando, la intriga i las negociaciones no eran el camino lejítimo sino para entronizar el egoismo, i, sin destruir la tiranía, variar i multiplicar los tiranos. Sin embargo, la esperiencia nos ha hecho ver con dolor que los pasos mas vergonzosos i absurdos triunfaron en