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280 CONGRESO NACIONAL

El señor Infante. —Se ha hablado bastante sobre los inconvenientes que traen las levas para repetirlos. Es cierto que ellos perjudican al pobre i al rico: al pobre, en cuanto sufre esta violencia en su persona, se le conduce maniatado a los cuarteles como un criminal, porque éste es el modo de llevar a los criminales por la calle. Al rico, porque todos los trabajos rurales se entorpecen por medio de las levas. No habrá uno de cuantos me escuchan, que tenga un fundo que no haya tocado este mal. La leva tiene a mas el inconveniente de que ya todos no parecen iguales a presencia de la lei; pues que no es el rico ni el pobre, ni el pobre ni el noble sobre quien recae, sino el infeliz. A esta observación, hecha en la sesión anterior, oí contestar a uno de los individuos de la Comision Militar que se pondría bandera de recluta, i se admitiría a todo el que quisiese alistarse, sin distinción de clases; pero es preciso distinguir; una cosa es recluta i otra es leva; cuando se trata de recluta es cierto que a nadie se compele con violencia al alistamiento; pero cuando se trata de levas no se va a sacar a ningún individuo del Congreso, a los que asisten a la barra, ni a ningún hombre decente; i sí solo a los infelices del campo, arrancándolos de sus labores para conducirlos a los cuarteles. Pero se ha indicado por un señor que este abuso casi es necesario, porque no estamos en tiempo de los romanos i de los griegos en que se consideraba un honor el ser defensor de la Patria, i yo pregunto: ¿qué es lo que nos ha puesto distante de ese patriotismo i de esas costumbres? ¿No son las prorratas, no son las levas i otros tantos abusos que han destruido el entusiasmo de los pueblos i acabado la opinion? Pues, cortando los abusos, es como puede restablecerse el crédito perdido i esas costumbres que hicieron felices a las repúblicas antiguas. Lo que sí sé i es constante a cualquiera que lea la historia, que entre los romanos i los griegos no podian adquirir el honor de defensor de la Patria sino los que tenían hogares i habrian sido despreciados i escluidos de este noble ejercicio los vagos i todo hombre que no reconociese una propiedad. I nosotros ¿queremos encargar a esta clase de hombres la defensa de nuestra libertad? Es necesario dictar leyes para cortar los abusos, como ha sucedido con el de las prorratas, i con esto no era necesario mas para quitarlo que decir: "No habrá levas." Respecto de las prorratas, se dijo que conforme se proveía el Ejecutivo de las otras especies que necesitaba, se proveyese de las que se sacaban en prorratas. Lo que se dijo entónces de éstas, digo ahora de las levas, con la diferencia de que es preciso un medio para llenar las bajas del ejército. Ya espuse en la sesión anterior que el proyecto de la Comision tiene defectos para mí inapreciables; tal es el de establecer la lei de enganche de un modo indefinido i mui universal, para lo que espuse era necesario designar la cantidad que se ha de dar al que quiera engancharse, porque muchas veces los encargados de esta comision pueden usar de seducciones i fraudes respecto de esos individuos, dándole a unos dos o tres pesos i a otros cuatro o cinco. Observo también que no se les prefija tiempo de ser vicio, i yo creo que es necesario señarlarlo, no solo a los de línea sino también a las milicias; en el ejército de línea mui corto tiempo, respecto que es una verdadera esclavitud a que se entregan dedicándose al servicio militar; en las milicias algún mas tiempo, por no ser tan duro el ejercicio que desempeñan. Conforme a estos principios, he fundado mi dictámen sobre el particular, i que presento ahora por escrito (leyó el dictámen); i advierto que todos los que me escuchan dirán que es corto el tiempo que se les asigna a estos reclutas para servir; pero, señor, con que pongamos que el que quiera continuar por un año mas, reciha una segunda erogacion de diez pesos, no se obligará ningún hombre ni se violentará a seguir una carrera tan pesada a los que no les agrade el primer año. Se dirá que es necesaiio casi todo el año para que se hagan soldados; yo no considero que sea necesario tanto tiempo, porque en cuatro meses cualquiera puede hacerse apto en la milicia. Ademas, este seria un arbitrio para que continuasen en este ejercicio, i por eso el artículo que sigue facilita el que esos individuos puedan continuar si se les ha tratado bien. ("Art. 4.0 Los que quisiesen continuar recibirán un nuevo enganche, etc.") Si se les trata bien, ellos seguirán; si no, ¿por qué obligarlos? Otro artículo concede indulto a los desertores, los cuales podrán, si quieren, continuar el servicio o contraerse a cualquier ejerci- cio, seguros de que la lei proteje i garantiza su libertad. Si hemos convenido en que la leva es un acto el mas violento i un ataque a la seguridad individual, esto mismo han estado sufriendo los individuos que han desertado. Tan violento ha sido el ejercicio en que se han ocupado, que han tenido que fugar, no a sus hogares, sino, como ha dicho un señor, a los campos i a los caminos a saltear. Cualquiera que esté en un tribunal de justicia observará el gran número de procesos criminales que se siguen i los muchosasesinatos que continuamente se cometen, i todos por desertores del ejército. Con que hai justicia, pues, para concederles o que continúen en el servicio, si quieren, o que se retiren a continuar las ocupaciones que ántes de entrar al ejército tenían. Los cabos i sarjentos que actualmente componen el ejército de línea, propongo en mi dictámen que solo continuarán en el ejér- cito los seis meses que restan del presente año. Opino, también, que estos individuos son acreedores a esta gracia. En esos cuerpos hai hombres que están sirviendo cuatro, seis años, o que al ménos han ido en las dos espediciones a Chiloé. Sea ese, pues, el premio ele estos infelices, i que sepan que dentro de seis meses concluirá su servicio i podrán dedicarse al ejercicio que mas les