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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XI (1824-1825).djvu/156

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CONGRESO NACIONAL

don José Tomás, Prieto, Pradel, Rodríguez, Vera, Urízar, Valdivieso i Zañartu.

Leida el acta de la anterior, fué aprobada i rubricada por el señor Presidente.

Luego el señor Ovalle, don José Tomás, hizo presente a la Sala que el dia ántes habia hecho la indicación que en las actas se pusiese el número de sufragantes que entrasen en la votacion de los negocios, esto es, el número de vocales que habia en la Sala. Contestado por el secretario que no tenia presente que hubiese quedado sancionado este punto, se pronunció la Sala unánimemente sobre la afirmativa, i quedó acordada i aprobada la citada indicación.

En seguida espuso el secretario que no tenia mui presente otra indicación del señor Campino, sobre la publicación de diarios, i entónces dicho señor pidió que se pusiese una nota en la misma acta, cuyo contenido fué que no se permitiese franquear ningún papel oficial por la Secretaría, si no era a voluntad de su autor, i así se verificó.

Despues hizo presente el señor Iñiguez se volviese a tomar en consideración la queja que habia elevado al Congreso, sobre las injurias e insultos recibidos del oficial mayor de la Secretaría del Congreso, i se le contestó por el señor Presidente que representase por escrito, cuya contestación aprobó la Sala con su silencio.

En seguida hizo presente el mismo señor Presidente que las comisiones todas se hallaban incompletas, ya por la ausencia de algunos señores licenciados, i ya por la enfermedad de otros, cuyas causales le habian movido para llenarlas con otros individuos hábiles, cuya lista presentó i fué aprobada por la Sala.

Concluido este acto, se indicó también por el señor Campino, que se hallaba encargado por el Gobierno de una comision interesantísima, cuya asistencia, para su desempeño, era a la misma hora de la del Congreso, i que se veia obligado a solicitar que, o se le admitiese la renuncia de su diputación o se le dispensase de la asistencia; espuso también que ya habian cesado los motivos que sin duda obligaron al Congreso para no admitirle la renuncia, i que sobre todo insistía en que su ocupacion era mui interesante en la comision indicada. Algunos señores observaron sobre este particular, i entónces el señor Presidente indicó a la Sala que seria mui útil se variasen las sesiones del dia a la noche; se hicieron observaciones, i convenida la Sala unánimemente en esta variación, se fijó entónces la siguiente proposicion, despues de varias indicaciones sobre si debian ser diarias o conforme al reglamento: ¿Hai sesiones diarias o nó? Se aprobó la negativa, concurriendo a sufragar treinta i un diputados. De esta proposicion ditnanaron también algunas indicaciones sobre si debian señalarse las horas de la sesión, o podría ocuparse el Congreso indeterminadamente todo el tiempo que creyese conveniente. Se fijó entónces la proposicion siguiente: ¿Se señalan las horas que ha de durar la sesión o nó? I resultó aprobada la afirmativa, concurriendo a votar los mismos treinta i un diputados. Luego se preguntó: ¿Cuántas horas debia durar la sesión i a qué horas debia abrirse? No se fijó proposicion determinada por la variedad de opiniones que se notaban en la Sala, i se mandó que cada uno espusiese su dictámen i diese su voto como le pareciere. Recibida la votacion, resultó aprobado que debia abrirse la sesión a las seis de la tarde i cerrarse a las nueve i media de la noche; en este acto votaron también treinta i un diputados.

A continuación, indicó el señor Campino que, habiéndose observado por la Sala las demostraciones de aprobación o reprobación que se hacían en el pueblo por las opiniones que se vertían, sería conveniente tomar medidas que evitasen este mal, como se hace en otros cuerpos deliberativos, i que se hacia tanto mas necesario este paso cuanto se habia variado la hora de las sesiones, teniendo el pueblo mas oportunidad para obrar; que, en su consecuencia, no hallaba otro arbitrio sino que, en el acto mismo que se hiciesen esas demostraciones, se mande salir al pueblo i continuarse la sesión secreta.

Se hicieron observaciones sobre este particular, i en el curso de la discusión se indicó por el señor Rodríguez que, conviniendo en la opinion del señor Campino respecto de los medios que debian tomarse para remediar este mal, que lo creia tal, porque en cierto modo quitaba la libertad a los diputados, le parecía conveniente se tomase el temperamento que, cuando se notasen esas faltas en el pueblo, le mandasen salir fuera por medio de un edecán al individuo o individuos que las causasen; i declarado bastante discutido el asunto, se fijó la siguiente proposicion: ¿Se adopta el medio indicado por el señor Campino o el del señor Rodríguez? I resultó aprobado el del señor Rodríguez, concurriendo a votar los mismos treinta i un diputados. En este estado, se levantó la Sala a descansar.

Continuó la sesión, i el secretario advirtió al señor Presidente que el asunto que se habia dejado el dia anterior en discusión por haberse empatado la votacion, era el proyecto del Ministerio. Se hicieron observaciones i, declarado bastante discutido, se fijó la proposicion siguiente: ¿Se lleva adelante el proyecto del Ministerio o nó? I resultó la negativa aprobada, a cuyo acto concurrieron treinta i dos diputados. Luego despues se fijó esta otra proposicion: ¿Auxiliará a los prisioneros españoles de Ayacucho la autoridad pública de Chile o nó? I resultó empatada la votacion. Entónces se abrió nuevamente la discusión conforme al artículo 64 del reglamento, i declarada bastante discutida, se volvió a votar segunda vez. Resultó igualmente empatada, i publicada que fué por los secretarios, espuso uno de los señores que habia procedido a dar su voto equivocadamente, fundado en razones que espu