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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XI (1824-1825).djvu/294

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ANTECEDENTES

rongo, mas ignora con qué objeto; que, habiendo asistido el dia de la reunión popular al claustro de San Francisco, no vió ni oyó decir que la tropa tomase parte alguna ni cargase sus armas, ántes sí la vió retirarse a la plaza i que las puertas del convento no se cerraron en todo el acto; que él no ha firmado en casa del gobernador por haberse ido a la suya, i que no ha sido solicitado para emitirla en otro.


Don Juan de Dios López dijo: que sabia estaban recojiendo firmas en el pueblo i partido, i que es mui público que los Vaidovinos han sido enviados por don Rafael Muñoz, Argomedo i demás facciosos a verificarlo en Malloa; que al declarante procuró seducirlo a retractarse de la que habia dado en casa del gobernador, don Antonio Velasco, diciéndole convenir así i valiéndose de cuantos medios pudo para conseguirlo, lo mismo que ántes habia hecho para distraerlo de la idea de hacerlo donde el gobernador; que el declarante, convencido en su corazon, dió allí su sufrajio i se negó a retractarse; que se halló en San Francisco el dia de la reunion popular, cuyas puertas siempre estuvieron abiertas i que a la menor insinuación de don José María Argomedo, mandó el gobernador retirar la tropa a la plaza; que soldado alguno se mixto en nada i que en casa del gobernador votó un gran concurso sin seducción ni la menor fuerza.


El maestro de postas don Juan Antonio Verdugo; don José Eulojio Celis; el diputado de San Pedro don Ramón Jiménez; don José Antonio Otaisa, vecino de la villa; don Manuel Roldan, id.; el diputado de Malloa don Manuel Marchan; el diputado de la Cuesta de los González don José María Ramírez; el diputado de Chimbarongo don Vicente Salgado; el diputado de Chanquiahue don Santiago Zuasnábar i don Jilberto Lazo, juez diputado de la villa; todos unánimemente declaran como los anteriores, asegurando la coaccion i emisarios remitidos a seducir i colectar firmas, valiéndose para ello de mil engaños i arbitrios. Como ántes digo, me remito al proceso orijinal donde se especifican estos pormenores.


He aquí a descubierto todo ese artefacto de las mil i quinientas firmas i del clamor público contra mí i la tropa de la guarnición de San Fernando. Se querrá ahora ocurrir al efujio común de los calumniadores, de facción, amistad, peniaguados, etc. Los talismanes i ajentes poderosos de ellos, son el dinero, las conexiones i parentescos, el temor o el engaño. Nada de esto tengo en Colchagua: si lo primero, es mi pobre i escaso sueldo; no hace cuatro meses que mando en aquella provincia, i no teniendo que dar, no puedo tener amigos, tampoco parentescos, pues es sabido; ninguno me podrá temer, pues jamas tampoco he vejado, oprimido ni coartado a nadie; yo no administro la justicia; no tengo premios que ofrecer; no esperan de mí gracias; con que ¿cuál será mi poder en contraposicion de los que abundan en esos elementos? ¿Será la verdad lo declarado, o lo que el cura Cardozo, por su palabra desnuda de toda credencial, espone entre sarcasmos e injurias contra mí, la suprema autoridad i cuantos no acceden a sus criminales miras? Toda la acusacion mas sustancial i recomendada por este sacerdote, es mi proclama inserta por apostrofe de su libelo; ¿qué dice que pueda ser censurable o criminal? ¿Que he perseguido a los bandidos que infestaban la provincia? Esto es una verdad constante a toda ella, que si es reprobada por él, otros, cuya virtud sólida se funda en el bien de sus semejantes i de la sociedad en jeneral, la aprueban, i me basta. ¿Que la Junta ha sido reconocida en Valparaíso en una reunion de cincuenta no mas? Esta ¿es una verdad incontestable? ¿Que ha sido depuesto su gobernador? Si no se ha verificado será porque el pueblo no lo ha querido, pues está facultado por la misma Junta para ello. Al fin, ¿qué debia yo de pensar en esa autoridad tan nueva en su forma, como en el nombre i atribuciones, que apénas aparecía cuando se levantaban del polvo cabezas atigradas i unido un club de entes heterojéneos sepultados de vergüenza bajo el odio i la execracion pública, aclamándola i escudándose tras ella? ¿Quién es este cura Cardozo, cuyo apellido solo se ha oido en la revolución como el nombre de Alonso Herrera, para significar lo mismo? ¿Cuáles son los importantes servicios que han hecho a la Patria esos hombres que repentinamente vemos a la cabeza de los pueblos i las facciones? En nuestros conflictos, huyendo despavoridos; en el tiempo de la opresion, denunciantes viles[1], satélites del poder despótico, o afortunados en premio de premio de intrigas i venalidades. Sí, tales son, pueblos, los que os pretenden alucinar haciéndose los defensores de vuestros derechos; i sus labios que jamas se desplegaron sino para dictar decretos de muerte i opresion, hoi se valen de vuestro candor para continuar ese plan. Creed a los que no os hayan sido gravosos, a los que os han libertado i os aman. —Santiago, 12 de Agosto de 1825. —Manuel Quintana i Bravo.

Nota. —Se inserta el acta celebrada en San Fernando para que se vean las intenciones de aquel pueblo, i si se quiere, se contradiga por los facciosos.

  1. Véase la causa seguida al capitan don Tadeo Quedada Cristi en 818, que existe orijinal en la Secretaría de Guerra, i al recordarla confúndase el delator, i mas, de que su vil delación, fué el oríjen del asesinato del inmortal Manuel Rodríguez. ¡Pueblo de Colchagua, testigo de los hechos heróicos de este jeneral en vuestro territorio, ved hoi el monstruo que lo condujo a la muerte indigna que se le dió, ordenada por los caníbales de Chile; vedlo ahora proclamando vuestra libertad! ¿I lo creereis de buena fe?