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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XV (1827-1828).djvu/234

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COMISION NACIONAL

miento de la decencia i de su pundonor, eludieron sus mas solemnes compromisos, asumieron una importancia universal i concluyeron disponiendo de la suerte del Estado del modo mas liberticida.

Acaso no habrá un chileno honrado que no se cubra la cara a dos manos de vergüenza, al ver la suerte que deplora su patria, ultrajada i hecha el juguete de pasiones innobles, i al fin presa de un club con el nombre de Comision Nacional, que ha puesto el sello a su última degradacion.

Si hai pueblos en Chile que se hagan indiferentes a sus propios ultrajes, con el consentimiento del de Linares no se datará jamás en la historia del mundo tan enormes atentados. Los diputados del Congreso de 1826 son unos traidores, no han tenido facultad para delegar sus poderes, ellos son personalisimos e intrasmisibles, han cometido por consiguiente un crimen imperdonable del que el pueblo de Linares siempre les hará una acusacion[1].

En los tiempos felices en que el Congreso observó la conducta mas circunspecta de sinceridad i de justicia, dictó leyes (aunque mui desordenadas), que pusieron en libertad a la República, de la esclavitud humillante en que un despotismo militar le había sumerjido; mas mui pronto le vemos arrepentirse de reconocer en los pueblos sus naturales e inherentes prerrogativas, i arma otro poder oligárquico-despótico-político-militar, para que se las arrebatase de nuevo. Todo Chile es testigo de que este plan patricida es desempeñado fielmente, i a satisfaccion de los enemigos de los pueblos ¡Esto se hace con el virtuoso Chile i se coonesta con la pueril estratajema de consultar su voluntad de sobre cuál base de Gobierno debe constituirse! Paralojismo de mayores despropósitos no habria imajinado un delirante, pero lo cierto es que en la cabeza de estos señores ha cabido la estravagancia inaudita de suponer lejisladores a todos los ciudadanos, i con bastante disposicion para decidir a ciegas de la voluntad de los sistemas de Gobierno, e indicar por consiguiente a oscuras el que a Chile convenia. ¡Quien lo creyera! ¿Ignoraban nuestros políticos que el carácter bueno o malo de las leyes, buenas o malas que contenga el proyecto de Constitucion que para el efecto se hiciere, i jamás los nombres quiméricos de democracia, aristocracia, etc., como lo pretenden nuestros lejisladores? Buen sistema de Gobierno es aquél donde se halla mas bien garantida la libertad pública (esto es preciso no olvidar jamás), donde esté mejor asegurada la igualdad social, donde los derechos i deberes marchen a la par de todos los asociados, donde la persona i propiedad del ciudadano sean inviolablemente respetadas, donde se haga efectiva la responsabilidad de los funcionarios públicos, i donde la causa de los pueblos deje de ser ya el juguete de capciosas ambiciones. He aquí condiciones que forman la escelencia de un buen sistema de Gobierno. Todos pueden tener estas calidades, ménos la primera que solo tiene su lugar en el de federacion. Si esto es el mejor de los gobiernos o no, es una cuestion cuyo conocimiento toca a nuestros delegados en el Congreso Constituyente: ellos harán allí su deber, supuesto que a ellos es cometida la potestad lejítima de proyectar i lejislar fundamentalmente: i no a una Comision sin legal investidura, i nombrada por un corrillo de asesinos de la patria. ¿El futuro Congreso de 1828, compuesto de 56 Diputados, tendrá que ir peregrinando sin salir de las huellas que le hayan trazado media docena de hombres, aunque cada principio sentado sea una herejia política? ¡Pobre Chile entonces!

Finalmente, Linares celoso del decoro nacional, i por conservar inmune su libertad política i dignidad popular, no puede asentir a la resolucion citada i protesta contra ella por la nulidad de su oríjen; porque no está conforme con sus intereses, porque es una traicion a los pueblos que deshonra a la patria ante los ojos del mundo ilustrado e invade la soberanía nacional en sus mas sacrosantos derechos. —Jacinto Oses. —Juan Agustin Lavin. —Matias Romero. —Manuel Basualto. -Pedro J. Barros. —Salvador Vázquez.

  1. Siete Diputados no son comprendidos, a saber: Infante, Lazo, Pradel, Elizondo, Marcoleta i Sapienz.