Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XV (1827-1828).djvu/248

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ANTECEDENTES

truos mas abominables; unas veces exitando al odioso fanatismo para que nos aborrezca i maldiga, por herejes i novadores del dogma de la relijion de nuestros padres; otras suponiéndonos aspiraciones innobles, i siempre figurándonos viciosos, cargados de crímenes i amagando un ataque a la propiedad i seguridad individual; interin los malvados, en posesion de los Gobiernos, de las rentas fiscales, de todo lo que constituye la administracion pública, fortificaban las viejas habitudes i defendian la existencia de un sistema de centralizacion monstruoso para que de él saliesen las especulaciones ruinosas al Estado i benéficas al círculo de escojidos.

Los ciudadanos honrados que nunca pensaron el hacer su fortuna con la sangre de sus compatriotas, estenuados con las desgracias de la larga guerra de independencia, que por efecto de la educacion, de la arraigada preocupacion u otros motivos, seguian el partido de aquellos opresores, se han desengañado al fin i están unidos a nosotros: este avance de las luces i de la justicia sobre la malicia i la perversidad, ha herido al club de monopolistas del poder en lo mas vivo, i no dudéis que al espirar el candil de su prepotencia inveterada, alce alguna llama que incendie por un momento al pueblo ignorante como siempre sucede en tales casos.

Liberales —Compañeros: sea desde hoi nuestra divisa -órden, trabajar por establecer la República sobre las ruinas de la colonia. El Congreso jeneral va a reunirse: esperamos con fundamento que cicatrice las profundas heridas que aquejan a la Nacion. Los enemigos de este órden quieren aprovecharse de los momentos que aun faltan para dar un golpe i ver modo de sorprender a los pueblos, pintándoles falazmente males que no existen, i bienes finjidos con su asonada. Estad seguros que los liberales de Santiago unidos íntimamente a la actual administracion, la aman; pero mucho mas desean la tranquilidad i el órden para que en medio de ellos se dicte el Código fundamental de que carece la Nacion: ésta es solo su ansia, estas son solo sus aspiraciones. Pero carecemos de una vijilante policía: un cuerpo de esta guarnicion, desgraciadamente desmoralizado, es decidido por nuestros enemigos: pudieron con el oro que han robado a la Nacion ganar a los soldados de otros i sorprender a la suprema autoridad que aborrecen, porque no los ha dejado continuar en el sistema de monopolios de que estaban posesionados. En sus clubs secretos ya está formada la lista de proscripcion de los ciudadanos siguientes, que hemos visto casualmente:

El señor Vice-Presidente,

Don Francisco Antonio Pinto.

" Cárlos Rodríguez.

" Juan Fariñas.

" José María Novoa.

" Francisco Fernández.

Don José Gregorio Argomedo.

" Manuel Novoa.

" José Miguel Infante.

" Diego Antonio Elizondo.

" Julián Navarro.

" bcnbio:Enrique Campino SalamancaEnrique Campino.

" Diego Guzman.

" bcnbio:Rafael Correa de Saa LazónRafael Correa.

" Santiago Muñoz Bezanilla.

" José Ignacio Izquierdo.

" Joaquin Prieto.

" Francisco Calderón.

" José María Infante.

" José Gregorio Meneses.

" bcnbio:Agustín De AldeaPedro Prado Montaner.

" Melchor de Santiago Concha.

" Martin Orguera.

" Francisco de Borja Fontecilla.

" Rafael Bilbao.

" Felipe Santiago del Solar.

" Miguel Collao.

" Manuel Araoz.

" Francisco R. Vicuña (i sus hijos).

" José Antonio Cotapos.

" Bartolo Azagra.

" Pedro Antonio Fuentes.

" Martin Larrain (i sus hijos).

" José A. Valdes (i sus hijos).

" Antonio Prado i Sota.

" Joaquin Ramirez.

" Miguel Ureta.

" Vicente Dávila (i sus hijos).

" José María Portus.

A estos ciudadanos los suponen los cabecillas del partido liberal como si mas de cuatro mil que hai en esta ciudad, i cada uno por convencimiento propio, por sus luces i por los hechos inicuos que han presenciado de contrario, necesitásemos ser conmovidos por unos pocos. No obstante, ya sea porque el señor Pinto i su primer Ministro no les han prestado su proteccion decididamente, como tampoco a los liberales, creen de necesidad colocar en su lugar otro que les dé mano fuerte contra nosotros, i como los aquí nombrados tal vez sean los que les hayan hecho mas frente, les conviene destruirlos.

El Gobierno, descansando en la seguridad de su propia conciencia i en la fidelidad de la fuerza armada que paga la República para conservar el órden i respeto de las leyes, i nosotros pacíficos ciudadanos viviendo bajo el amparo de ellas, podemos ser sorprendidos, pero confiamos en que siendo sabido por el pueblo de fuera, no solo tomen las armas para repeler cualquiera tentativa sobre ellos, sino venir en masa sobre la capital i restablecer el órden. Por nuestra parte, compañeros, os prometemos que solo apetecemos la revolucion que hagan las leyes dictadas por la Representacion Nacional: cualquiera otro, ya sea militar, o por medio de azonadas populares, entended la astucia, i a la fuerza con la fuerza.