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GRAN CONVENCION

han podido hacer mas que escribir sus opiniones. Esta circunstancia de la que dimanan necesariamente otras nulidades, les imprime un carácter que al mismo tiempo que comprueba la falsedad de su título, manifiesta la incompatibilidad con el objeto a que se les ha querido destinar. Uno i otro lo comprueba la historia; pero para abreviar el tiempo propongámonos el exámen de una sola, i para obrar mas al intento elijamos la que unos han revestido de una gran legalidad i otros han mirado como una cosa sagrada a la que nadie podía tocar sin hacerse sacrilego, cuando una razon filosófica apoyada en el voto público obliga a considerarla como una algarabía que servió de medio para trastornar el órden público.

Subiendo a la historia de su formacion, no encontraremos nada de estraño con lo que hemos observado por la esperiencia, si recordamos que en la redaccion del proyecto tuvo parte, entre otros, aquel filósofo que no estaba unido por ningun vínculo a nuestra Patria, que descubrió la existencia de esencias materiales i el que hará pulular la corrupcion en todo país que tenga la desgracia de admitirlo en su territorio.

Señores: si renunciamos a la manía de querer inquirir las causas en la materia; si segun la doctrina del sábio Kepler, su esplicacion debe siempre buscarse fuera del mundo material i si, como debemos hacerlo, usamos de la metafísica cuando se trata del estudio del hombre, encontraremos que este solo hecho debió imprimir a la lei un carácter que la hizo defectuosa i por lo mismo incapaz de que sirviera al país de fundamento para sus instituciones. Un esprit corrompu ne fut jamaiz sublíme, ha dicho Voltaire mismo, i yo me creo autorizado para aplicar estas mismas palabras, con mas propiedad a un lejislador. Examínese detenidamente la Constitucion, estráigase de ella todo lo que se halle de malo, defectuoso i perjudicial, siempre en el resto se notará un no sé qué, que un sentimiento interior dice no es bueno, i que es resultado de ser el efecto proporcionado a la causa. Tal es hasta donde se estiende el fatal influjo de esta peste que, infestándolo todo, es la única causa de las revoluciones, la desorganizacion i el trastorno de las sociedades. Nadie ignoraba en aquel entonces esta circunstancia que manifestaba un motivo para que el proyecto hubiera sido desechado; pero aquéllos que estaban encargados de la administracion, solo pensaron en que se admitiera, como el código dado entre rayos i truenos; faltó la intencion i la rectitud de corazon que tienen una influencia secreta i resultados que se estienden mas allá de lo que se imajinan comunmente i se cometió un mal al que debían seguir otros, por ser los de este jénero de tal naturaleza que jamás dejan de producir por su fecundidad. Se necesitaba su sancion i para obtenerla de aquéllos que el voto público debía elejir para el desempeño del cargo, nadie ignora los actos vergonzosos que se obraron en su eleccion. En el lugar destinado para las sesiones vimos presentarse, aunque entre algunos buenos ciudadanos, otros que no eran en la realidad del agrado de la sociedad; fuimos testigos de habérseles presentado la lei para examinarla i observamos que con perjuicio de los pueblos no logró inspirar en ellos el interés que en otro tiempo exitó un Rodaballo; ¡cosa admirable! Al reunirse las Cámaras de 1831 vimos el empeño en la discusion del proyecto de un mero ceremonial; allí se han empleado tres sesiones en la acepcion de dos verbos i allá se sancionaron en una sola repetidas veces ocho i mas artículos constitucionales; se ahogaron las voces de los que anhelaban el bien, i burlándose de la recta intencion que los animaba, al fin, en 39 sesiones i muchas de ellas de solo un hora, se sancionaron todos.

Prescindo de las imperfecciones que son anexas a las obras del hombre i mucho mas en el jénero de constituciones; estoi cierto que si, por fortuna, hubiera llegado hasta nosotros la coleccion de las de 158 estados que hizo Aristóteles i la acrecentáramos con todas las que se han hecho después hasta nuestros dias, no encontraríamos una que fuese perfecta incluyendo la de la Gran Bretaña; pero, contrayéndome a la de 1828, sin el exámen detenido que exijen obras de esta naturaleza ¿cuántas disposiciones no debían haberse ordenado que son incompatibles con el estado actual de nuestros conocimientos, cuántas otras en oposicion con nuestras costumbres, i en fin, cuántas nulidades, no debió contraer en el solo acto de su sancion, habiéndolas tenido desde su redaccion? La existencia de este cuerpo formado por la voluntad de los pueblos para su reforma las demuestra, ellas se deducen de los fatales resultados que se han producido en su práctica i las confirma la opinion del escritor que, escribiendo en su favor, nos dijo, que una lei que no ha nacido de la imperiosa necesidad i no se ha meditado con la madurez i circunspeccion que correspode, ha hecho la desgracia de mas de un Estado.

A este respecto se me creería, pués, eximido de manifestar los defectos, si a mas de ver que se presentan nuevas opiniones escritas, i poco mas o menos la misma carta defectuosa por constitucion reformada, no me viera obligado haciendo su exámen a comprobar con él la certeza de la opinion que emití. A esto se agrega que, cuando se trata de la reforma del código para lo que espresaron su voluntad los pueblos, algunos creyéndose Casandras e identificando dicha reforma con el caballo introducido dentro de los muros de la antigua Ilion, nos han querido imponer miedo pronosticando las mismas desgracias que aquél ocasionó; en este caso, es necesario hacer ver que se trastornan los hechos i que se vaticinan estos acontecimientos en circunstancias que se emprende el reparo del estrago ocasionado por los griegos, al mismo tiempo que se