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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXI (1831-1833).djvu/584

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COMISION CONSERVADORA

obligados a dar cuenta del suceso i no podían prescindir de nombrar directa o indirectamente a O'Higgins.

Tampoco era prudente ni aun regular el chocar de frente a lo que se había dado el nombre de sancion popular, i del todo imposible que ellos se permitiesen echar una mancha sobre su intachable civismo con la menor falsedad ni con la mas mínima apariencia de servil adulacion [1]. La lojia lautarina había ya enganchado mui de alba nuevos prosélitos que le eran de bastante utilidad en el apuro de sus conflictos; pero, sin embargo de haber puesto en movimiento todos los elementos de la astucia de sus intrigas, no encontraron arbitrio para vencer la imposibilidad de abordar a las dos columnas de Hércules i con este embarazo el resultado de todo otro esfuerzo debía serles infructífero.

Para poner el caso en su verdadero punto de vista i al claro el sentido en que se pronunciaron Eyzaguirre e Infante, mui al contrario del que violentamente ha querido darle el doctor Rodríquez, examinaremos las espresiones de la Junta i de su análisis resultará la lejítima consecuencia tan demostrada como una proposicion de Euclides.

"Seis años de un Gobierno coronado en todas sus empresas con sucesos felices."

Esto nada prueba en favor de O.Higgins, sino en el de la Nacion única a quien se debe la gloria inmarcesible de sus inmortales triunfos. La dos grandes acciones que han hecho pasar el lustre de su fama a la mas remota posteridad: la Batalla del Maipú i la Espedicion al Perú,son debidas a la Nacion, sin la menor concurrencia de él. La primera se preparó sin que él pareciese i se verificó sin su asistencia, pués solo se le vió después de la victoria, como lo dicen el parte de la accion o los papeles públicos de aquel tiempo; i todo fué debido a los sacrificios de los chilenos, entre quienes tuvo el honor de tomar su parte Manuel Rodríguez. La segunda fué lo mismo: la Nacion dió sus hijos para soldados, i sus caudales para comprar buques i cubrir todos los demás gastos necesarios al buen éxito de la empresa. Si O'Higgins se los arrancó con exceso, de grado o por fuerza, él no contribuyó con un solo cuartillo ni aun de su pingüe e indebida renta ni con un momento de desvelo, cuando todos a porfía no tenían otro anhelo que acudir con sus servicios en la parte que les cabía i podía ser de alguna utilidad.

Para que el mandatario pueda considerarse acreedor a algun tanto de las glorias que corresponden a su país, es preciso, como condicion indispensable, que lo rija por la libre i espontánea voluntad de todos sus habitantes lejítimamente representados; que mire por la conservacion de sus derechos i bienes; que su económica administracion no permita se disipe la fortuna pública que en su ruina arrastra tambien la de los particulares, i por último, fuera de otros muchos requisitos que, por sus sábias disposiciones, proporcione canales de prosperidad al jénio i actividad industriosos. Nada de esto consiguió Chile bajo la férula de O'Higgins. Ningun ciudadano estuvo seguro en su persona ni en su suerte. Si algo se proponía que pudiese estimular el honor nacional, siempre era con sacrificio excesivo de los habitantes. Todo servia de pretesto para ejercitar mas a salvo las violencias, i para que las especulaciones mercantiles en que él estaba interesado, sacasen ventaja sin el menor riesgo.

"Respetado entre los estraños."

Todo Gobierno lo es, por el solo hecho de ser sufrido de la Nacion.

"I temido al menos en nuestro territorio."

Esto es mui cierto. I con tales palabras se indica claramente que era aborrecido. Ningun buen gobernante es temido sino amado de sus conciudadanos. El Presidente de los Estados Unidos i el Rei de Inglaterra podrán mui bien ser temidos de todos los enemigos de sus respectivas Naciones pero talvéz de ninguno de sus súbditos; o al menos para ellos sería del mayor sentimiento, porque solo deben apreciar las consideraciones correspondientes al alto puesto que ocupan, por amor pero no por temor.

"Había dado al directorio pasado todo el poder de hacer el bien."

Lo dicho es la mejor prueba de que su proceder es tanto mas culpable i reprensible, cuanto que, pudiendo hacer el bien, no lo hizo. Luego, si de lo que ha estractado el doctor Rodríguez del manifiesto u esposicion de la Junta Gubernativa, no resulta justificada la conducta de O'Higgins, sino antes mui al contrario como queda individualizado, es deduccion mui violenta la que se quiere aplicar como sello de aprobacion de pretendidos servicios patrios.

"¡Cobardes! ¡sahieren a distancia i en oculto ropaje bien seguros de que no ha de responderles, porque ningun militar pundonoroso busca satisfaccion con la lengua sino con la espada!"

Los verdaderos cobardes son los que se valieron de la fuerza pública para cometer sus alevosas i feroces atrocidades, i de la imprenta para atacar el honor de ilustres patriotas que jamás fueron capaces de imitar. Si O'Higgins, de hombre a hombre, hubiese acometido a cualquiera de los que asesinó, ninguno de ellos le hubiera dejado de contestar; ni tampoco habrían prescindido de hacerlo con la espada los que con la pluma le increpaban su conducta, si él se hubiese atrevido a admitir una satisfaccion de ese modo, sin embargo de lo degradante que debía serles meterse con un hombre sin honor.

"Al observar la consideracion que ha merecido del Excmo. Director."

No fué otra que un razgo de excesiva jenerosidad, con el pasaporte que tanto se ha decantado

  1. Los figurones llaman esto carácter testarudo, pero los hombres de integridad saben lo que ello puede en un corazon honrado.