cidos los gastos. —Todos ellos quedaron para segunda lectura, i en seguida se leyó un informe de la Comision de Gobierno declarando a don Felipe Ortiz Alcalde en el caso de obtener la carta de naturaleza que pide: aprobado por la sala se acordó remitir el espediente al Ejecutivo para su espedicion.
A virtud del acuerdo del acta mencionada al principio, i de que dimos ya cuenta en nuestro número anterior, se leyó i puso en discusion jeneral el ▼proyecto de ▼rehabilitacion, que, segun se ha visto en las sesiones de la ▼Cámara de Diputados, consta de dos artículos: 1.º serán restituidos a sus antiguos destinos todos los ▼militares que fueron depuestos por el ▼Congreso de plenipotenciarios de 1829: 2.º las ▼viudas e hijos huérfanos de los que hubiesen fallecido tendrán opcion al ▼montepío militar.
Despues de una larga pausa el señor ▼Benavente tomó la palabra i dijo: Felicito al ▼Senado i a tola la Repúbiica por haber alcanzado a la época feliz, no diré como en Roma de cerrar las puertas de Jano, pero si con mas propiedad las de la ▼revolucion: por ver apagada la discordia, estinguidos los odios i rencores, i realizadas en fin todas las esperanzas que concebimos en Setiembre de mil ochocientos diez. Felicito tambien mui cordialmente a S. E. el ▼Presidente de la República, por haber agregado esta corona cívica a tantas que ha sabido ganar en los campos de batalla; pues como dijo en circunstancias análogas el sabio ▼Canciller Kens "la paz tiene tambien sus victorias como la guerran, i estas son tanto mas apreciabas a los ojos de Dios i de los hombres filántropos porque no hacen derramar torrentes de sangre i de lágrimas. Podria sostener esta lei como principios de justicia; pero esto me haria remontar al oríjen de unas cosas que debemos i queremos olvidar. Entre los individuos que parecen agraciados por estas leyes hai algunos que me infirieron grandes males; mas yo seria indigno del nombre de chileno i de ocupar este asiento en 1842 si tuviera presentes esos resentimientos para negar mi voto a un premio de servicios eminentes prestados en ocasion. Podria tambien sostenerlo por la conveniencia pública; pero esta es demasiado conocida porque la lei a nadie trae perjuicio i a todos llena de contento. Pido pues que se apruebe en jeneral i en particular en los mismos términos en que lo ha hecho la ▼Cámara de Diputados i la propone el Gobierno.
El señor ▼Egaña habló entonces de esta manera: "Despues de haber meditado detenidamente el proyecto en discusion encuentro en mi conciencia razones sobrado poderosas para ▼oponerme a él. Protesto que al efectuarlo hago abstraccion absoluta de las personas. Compadezco sinceramente las desgracias de algunas i deseo en el alma remediarlas; pero los sagrados deberes de mi cargo me fuerzan a resistir su aprobacion que creo abiertamente contraria a la felicidad del Estado. Prescindo de la ▼escasez del erario, i quiero tan solo considerarlo bajo sus otros puntos de vista. El llama a sus antiguos destinos a los militares que habien lo sido invitados se negaron a servir al Gobierno en 1839; él decreta un premio a favor de aquellos que, rebelados al principio contra la suprema autoridad resistieron despues presentarse a sus patrióticas miras; él galardona la inobediencia, sanciona un abuso fatal, i sin producir bienes de ninguna especie acaso trae consigo el justo resentimiento de los que ahora sirven. Opónese tambien a la moral pública. Al dictar la lei de 31 de Mayo de 1839 el Gobierno solo quiso establecer aquellas escepciones que sin contrariar los principios de la ▼sana política no podian dejar de hacerse. La primera nada dice contra el proyecto actual; pero las otras que se le oponen no pueden echarse por tierra sin destiuir las bases esenciales de la ▼moral pública. Lo que ayer fué malo hoi debe serlo, lo que ayer fué grave delito, hoi no puede transformarse en virtud. El ▼Congreso, al decretar la baja, quiso sin duda castigar un crímen: el proyecto trata ahora de premiarlo, a riesgo seguro de borrar en el pueblo las preciosas ideas de lo justo i de lo injusto. Hoi se conspira ineficazmente contra un Gobierno, i mañana los conspiradores por una compasion mal entendida recobran los derechos que su crímen les habia hecho perder, i este ejemplo funesto de impunidad les arrastra i les pone nuevamente en disposicion de cometerlo. El Perú es una prueba palpable de esta verdad. A mas de que, reponer en sus empleos i con su sueldo a todos los individuos que destituyó el Congreso de Plenipotenciarios, sin que haya ninguna exijencia pública, sin que ellos lo soliciten, i sin que se borre la solemne declaracion de los ▼tribunales, importa realmente una condenacion clara i directa de la administracion pasada. Por espacio de cuatro años he pertenecido a ella, la he ayudado con mis consejos, la he sostenido en cuanto estuvo de mi parte por todos los medios que daba la lei; i esto hace, que no pueda yo ménos de reprobar un proyecto como el presente que envuelve condenacion tan injusta contra esa administracion que dió al pais instituciones, riqueza, tranquilidad interior i respeto en el estranjero. La sancion de esta lei acarrearia tambien a la patria males de enorme entidad. Léjos de mirarla yo como un abrazo fraternal, como un medio de reconciliacion, créola solo a propósito para exasperar los partidos i remover cuestiones que debieran olvidarse eternamente. En las actuales circunstancias el Gobierno debe ceñirse a prolongar la paz, a consolidar el órden, a perpetuar si es posible la benéfica tranquilidad que disfrutamos, i no llamar a la palestra un partido que venga con sus clarines i tambores a formar parte de su administracion. Deseo que la ▼Cámara medite con la seriedad que exije lo grave del asunto, las consecuencias que puede traer al pais la sancion de