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CÁMARA DE DIPUTADOS

bien a proporcion que se fueran descubriendo minas, de modo que podria llegar el dia en que se necesitarán 200.000,000 de toneladas. Pero ¿a dónde está esta necesidad que se supone en el dia? ¿Quién puede asegurar que exista mañana o dentro de algun tiempo? Nadie, porque es quimérica esa necesidad.

Partiendo siempre de la base falsa de que nuestras minas de carbon no producen mas de 12,000 toneladas, se decia que éstas no bastan para fundir todos los minerales que hai necesidad de fundir; i yo respondo, señor, esa necesidad no existe. Para un solo horno que hai en la provincia de Coquimbo, rodeado de cuatro paredes para escaparlo de las miradas profanas, del cual es dueño un individuo que jamas dirá el secreto que tiene para fundir con carbon; ¿i para este solo injenio se necesitan las 300,000 toneladas que se piden? Sospecho que se me responda que sí, porque en realidad, señores, no hai otro injenio que necesite fundir con carbon en el dia en toda la República. Se insiste tanto en este argumento, se habla con tanta seguridad sobre que no bastan los productos de nuestras minas de carbon i que, por tanto, es necesario traer este combustible del estranjero, que creo debo demorarme algo mas en este punto.

En primer lugar, repito i suplico a la Cámara que no se fastidie de esta repeticion, que no hai tal necesidad de fundir con carbon de piedra los minerales todos que produce el norte; en segun do lugar, aun cuando la hubiese, no se conoce el método de este beneficio; en tercero, dado que se conociera, no hai capitales suficientes i bastantes desocupados para poder establecerlo; i en cuarto lugar, aun cuando hubiera capitales, nadie seria bastante temerario para arriesgarlos en una especulacion tan desventajosa.

Esto lo tengo demasiado manifestado. Yo hice este cálculo: la tonelada de carbon de piedra estranjero nunca se da ménos de 11 pesos. Para beneficiar un cajon de mineral que tiene 64 quintales se necesitan 128 de carbon de piedra,i cuando se beneficia con leña se necesitan de 6 a 8 cajones: véase, pues, la diferencia, compárece el precio de uno i otro combustible, ¿i no es cierto que todos los injenios que hai en el norte funden con leña? Entónces ¿cómo es posible creer que los dueños de todos estos injenios se determinen a destruir sus faenas i cambiarlas enteramente para fundir con carbon tan sólo porque se les dice que hai necesidad de conservar los bosques i de hacer esta variacion en la industria? Hai alguien, señor, que de buena fé tenga esperanzas de que se obre semejante cambio? Si fuéramos a preguntar a los interesados, cualquiera diria: señor, con 12 pesos de leña beneficio un cajon de mineral, i con carbon me cuesta, cuando ménos, treinta i dos pesos su combustible.

Pero si es cierto que existen minerales de cobre en el norte, de baja lei, que por estar a gran distancia de los bosques, necesitan del carbon para su beneficio, no creo yo que haya capitalistas que quieran arriesgarse a trabajar esas vetas de poca lei con un combustible que tanto cuesta. Pero aun suponiendo que los haya, ¿quién puede asegurar que para beneficiar esas vetas se necesitan las 300,000 toneladas que se piden? Si no se necesitara tanto para todos los minerales del norte, segun lo he demostrado, ¿cómo podrian necesitarse tantas toneladas para 6 u 8 minas, que serán las únicas de baja lei que existen en la costa? Ni 200,000 toneladas se necesitarian, talvez ni 10,000. Pero aunque concedamos que convenga fundir con carbon estos minerales, nunca puede asegurarse que hai la misma necesidad respecto de los demas; esa necesidad no existe; no perdamos esto de vista. Pero fijémonos mas en el discurso del señor Diputado preopinante; vamos examinándolo por órden, porque talvez esta cuestion va pasando mas allá de lo necesario.

Primer argumento: se dice que el carbon de piedra no basta para satisfacer las necesidades del Norte; pero ya he probado que tales necesidades no existen, porque la leña que hai satisface esta necesidad.

Segundo argumento: que es de mala calidad, que el señor Domeyko lo ha dicho.

No sé cómo pueda ser esto, i si lo dice... en fin... ya he leido la memoria del señor Domeyko, i no me acuerdo de haber encontrado tal cosa. He leido tambien la memoria que pasó el señor Latoski al Gobierno, i he tomado largas noticias sobre el carbon; pero nunca le he visto tan desacreditado, nunca he oido que sea una cosa tan mala como le parece al señor Diputado por Castro: al contrario, siempre he tenido para mí como una verdad la que ha proferido el señor jeneral Pinto citando a Fitzroys; esto es, que Chile tiene vinculado su porvenir en la injente riqueza que encierran sus minerales de carbon. Me parece, pues, que no hai motivo de desacreditar tanto nuestro carbon, citando la autoridad del señor Domeyko: el señor Domeyko hace sus cálculos químicos sobre el carbon de piedra chileno con respecto a la hulla inglesa para probar que es mas adaptable esta fundicion i que por consiguiente, seria necesario sustituirla a la leña en todos los injenios.

El tercer argumento es que todavía el trabajo de las minas de carbon no es industria. ¿Por qué no se dice lo mismo, señor, de todas las nuevas industrias que existen en el mundo? ¿Qué nombre les daremos, entónces? Supongamos que hai una fábrica para trabajar marroquíes, hai una sola fábrica para estraer gas carbonico, hai una fábrica de trabajar seda: ¿se dirá que tales fábricas no existen, que no existe la industria de la seda, la industria de estraccion de gas, la industria de marroquíes? Mui poderoso será el argumento, pero yo no sé que no pueda llamarse industria, nuestra industria minera, sólo porque no se emplean muchos bra