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SESION EN 16 DE JUNIO DE 1845


ANEXOS

Núm. 6[1]

Ayer habrán visto nuestros lectores en las sesiones parlamentarias que publicamos, un discurso del señor Palazuelos, en que este Diputado ha alzado su voz, sin saberse bien por qué ni para qué, contra la cláusula de la contestacion del Mensaje, en que la Cámara prometía al Gobierno su cooperacion en favor del Patronato Nacional, i se habrán admirado, sin duda, de que un Diputado se haya juntado de este modo a las pretensiones desacordadas de una parte de nuestro clero en estos últimos tiempos.

A nosotros, sin embargo, no nos ha sucedido lo mismo. Léjos de admirarnos, no vemos en este suceso sino una cosa mui natural. Si hai un clero así, es porque hai una sociedad así, i entónces no vemos por qué el señor Diputado sea una superfetacion fenomenal de una sociedad semejante.

Lo mas gracioso es que el señor Diputado no ha mostrado bien a las claras el pié por donde cojea. ¿Os figuráis que él no mira el Patronato sino como el aborto de una época fatal de transaccion entre la Iglesia i el Estado, i que es, por consiguiente, un furioso ultramontano? Nada de eso. El mismo señor Diputado dice en otra parte con palabras que parecen aceradas:

¿Son numerables acaso los infinitos dolores, los martirios en que nos ha puesto esta Iglesia i nos pone a cada instante?

¿Os figuráis, por el contrario, que es un liberal tan grande, un filósofo tan moderno, un discípulo tan asérrimo de San Simón que no está satisfecho todavía con el Patronato conquistado por los gobiernos civilizados, i que por eso invectiva contra él, porque es insuficiente para sus ámplias aspiraciones? 0s equivocarias igualmente: unos renglones mas abajo o mas arriba no tardarias en leer "no se crea por esto yo quiero negar a la Iglesia la facultad que le corapete", i mas adelante es aun mas perentorio: "Yo creo, señor, como buen cristiano, que la Iglesia es independiente."

Está visto, pues, que el señor Diputado no es ni una ni otra cosa, sino simplemente un miembro de la Cámara que no quiere que la Cámara hable de "patronato", como si no fuese éste una de las prerrogativas de la nacion que están a su cargo lo mismo que las otras ¿Por qué no quiere que la Cámara hable de patronato? Analicemos su discurso en lo que es posible en medio del desórden lójico que reina en él, i se acabará de ver toda la futileza de los razonamientos de que se ha valido.

En primer lugar, "no se debe en un documento tan serio remover una cuestión a que en el momento presente está vinculado el porvenir del pais": Bella argumentacion, por cierto quiere decir nada ménos que de las cosas sérias no se debe tratar en documentos serios que si la nacion está ajitada por este problema; que si el Gobierno no puede marchar progresivamente sin resolverlo ántes; que si es importante i trascendental en suma conviene dejarle a un lado por eso mismo, i ocuparse de frivolidades, de oropeles, de monadas. ¿Piensa entónces el señor Diputado, que los Gobiernos representativos se han hecho para dormir muellemente en cojines de plumas para esconder la cabeza a las oladas, segun su espresion singular? ¿Piensa que hai Gobierno ni sociedad donde todo no es mas que la paz del miedo o el silencio de los niños a los poderes invisibles, a las brujas fantásticas, el dedo de Dios? ¿Piensa, en fin, que la Sala de Representantes es un lugar a donde se va a persignarse en los casos graves, en los casos de peligro, i no a discutir franca i soberanamente los intereses mas vitales del pais, sus derechos, su nombre, i su dignidad como nacion? ¡Oa! si esto fuera cierto, seria preciso abjurar del sistema representativo, porque no importarla mas que un mamador quebradizo al menor golpe. Pero no; no lo es por fortuna: las voces débiles, medrosas, no tienen ya eco en el mundo, i a pesar del señor Palazuelos serán siempre las representaciones nacionales las que remuevan tales cuestiones.

"La palabra patronato, "sigue el señor Diputado" solo la comprenden los abogados, i los hombres ilustrados: que digo; algunos curiosos". ¿Pero quiénes son señor Diputado los que ocupan los asientos de las Cámaras? ¿Son los rotos, es la canalla de Chile, o son sus hombres mas prominentes, abogodos la mayor parte? ¿Qué jueces, pues, mas competentes del asunto? Y atended, que de esto es de lo que se trata, i no de que comprendan la cuestión los miles de habitantes que tiene la República.

No hai que exajerar por otra parte. La palabra Patronato no es tan oscura, tan abstrusa, "tan sin definicion conocida", como se espresa el señor Diputado. Nada mas sencillo, por el contrario, nada mas claro: abrid a Devoti, abrid a Cavalario, abrid a Gruiner, abrid al mas elemental de los tratadistas, i os dirán en una Ave María lo que significa. Id tambien a cualquiera de tanto ricacho que haya hecho una fundacion i preguntadle que es un patrono, que es el patronato, i os lo esplicará talvez mejor que el símbolo de la fe. ¿Ni cómo puede ser de otro modo? ¿Quién no es capaz de saber los derechos que da una posicion cualquiera en la sociedad?

Ahora bien, de este patronato, de este modelo, se tomó por analojía el patronato nacional, cuando los soberanos cansados de sufrir un yugo de vilipendio, empezaron a reclamar á falta de otra cosa, igualdad con las potestades eclesiásticas, ántes esclusivas i despóticas. Si los

  1. Este artículo ha sido tomado de El Progreso del 20 de de Junio 1845, núm. 81. — (Nota del Recopilador).