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CÁMARA DE DIPUTADOS

es posible que la resolución uniforme de todo un Congreso, solicitada por un Gobierno que hasta ahora no puede culparse de lijero, ni atribuírsele una influencia perjudicial i aceptada por la opinion pública con entusiasmo; no es posible, decimos, que una resolucion semejante dejara de haber ofrecido dificultades, si tuviera algunas. Era preciso una imprevisión mui grosera, una petulancia frenética i un absoluto abandono de los lejisladores i del Gobierno para hacerles una imputacion tan injuriosa. Los editores de El Araucano se hallan en el deber de manifestarles su gratitud por la formacion de esa lei i se complacen en ecomendar ese acto, verdaderamente chileno, a la de sus conciudadanos.



Núm. 540 [1]

No habíamos querido contestar el artículo del número 68 de El Conciliador, en que se nos reconviene por el que publicamos en el número 100, excitando al Gobierno a que solicitase del Congreso Nacional un aumento de derechos a los azúcares del Perú, porque, apoyándose los E. E. de aquel papel en datos falsos, nos ponia en la precision de desengañarlos i en la necesidad de publicar hechos que deben desagradar a aquella administración. Mas, habiéndose suscitado entre algunos de nuestros compatriotas ciertos recelos de que nosotros hubiésemos escrito sin datos, pues conceptúan llena de veracidad la esposicion de El Conciliador, porque no pueden figurarse que sus E. E. nos arguyan con relaciones finjidas, nos creimos obligados a solicitar del ex-Ministro don Pedro Trujillo una relacion autorizada con su firma de los fundamentos que tuvimos presentes al tiempo de estender nuestro artículo. Nos complacemos en trascribirla porque ella ofrece a los lectores de El Araucano una evidente prueba de que sus E. E . no son capaces de comprometer el decoro de su Gobierno, ni ofender a ningún estraño. Por los documentos que se acompañan a esta esposicion, i los que se publicarán despues, se manifiesta que la imputación que hace El Conciliador a nuestros enviados, es tan falsa como injuriosa; i también que nosotros al tratar materias delicadas, tenemos el gran cuidado de no esponernos a contradicciones o reconvenciones vergonzosas. Si alguno se ofende de nuestros escritos, como ha sucedido a El Conciliador con el artículo del número ioo, el motivo no procede de nosotros sino de los autores de los hechos a que nos referimos. Si éstos no fuesen tan constantes i ciertos, era imposible que el Gobierno se hubiese resuelto a proponer la medida que entónces solicitamos i que las dos Cámaras Lejislativas aprobasen por unanimidad la lei promulgada en el número 101.

No era tan fácil sorprender a un Gobierno que tiene en sus archivos las correspondencias de sus enviados al Perú para averiguarla verdad, ni ménos debia presumirse que, en un Congreso compuesto de cerca de setenta hombres, no hubiese siquiera uno que dudase de la certeza de la esposicion que hizo el Ministro de Hacienda de la comportacion del Gobierno peruano. Todos están convencidos de la falta de sinceridad con que ha procedido, i el siguiente comunicado en que se contradice con documentos la supuesta i trunca relación de El Conciliador, nos vindicará de esa pequeña desconfianza que su artículo pudo introducir entre nuestros escrupulosos compatriotas. A este objeto consagramos estas líneas sin dirijir una palabra a los E. E. de aquel papel, porque su juicio no es imparcial para nosotros, ni quizá apreciable para los peruanos amantes de la justicia i de la verdad.

REMITIDO

SS. EE.

Accediendo a la invitación de VV. remito la siguiente esposicion que hago con el solo objeto de prevenir al público sobre lo que dice El Conciliador de Lima, número 68, cuyo párrafo copiaré literalmente para que así sea mas fácil su comento i mas intelijible a los lectores que carecen de datos en una materia tratada por la primera vez, sin embargo del tiempo que ha trascurrido; su tenor es como sigue:

"A principios deljaño de 1827, fué reconocido el señor Trujillo en su carácter de encargado por la República de Chile para ajustar con la nuestra un tratado de comercio i para que conferenciase con él hasta llevar a cabo la obra, fué del mismo modo nombrado por nuestra parte el recomendable i benemérito señor Luna Pizarro. La esperiencia que acompañaba a este señor sobre la situacion política de ámbos paises, sus necesidades recíprocas, sus producciones i demás que habia adquirido en el dilatado tiempo que residió en aquella República, de cuyo Gobierno obtuvo confianzas, todo jénero de consideraciones i mil muestras inequívocas de aprecio i distincion, provocaron al nuestro a hacer una eleccion que no podia ménos de ser satisfactoria i grata al de Chile. El señor Trujillo dió principio por presentar un proyecto para concertar el tratado i como hallare en su contenido nuestro encargado poca conformidad i no poca incongruencia, hubo de presentar otro por su parte i someterlo al juicio i exámen del espresado señor Trujillo. No sabemos qué concepto formaría éste de las proposiciones del señor Luna, ni qué pudo encontrar en ellas de repugnante o insuperable; lo indudable es que, sin otra

  1. Este artículo ha sido tomado de El Araucano, número 108, del 5 de Octubre de 1832. —(Nota del Recopilador.)