José de Sucre i en ella se grabarán los nombres de los jenerales, jefes, oficiales i cuerpos en el órden i preeminencia que les corresponde. La gratitud del pueblo i del Gobierno se esforzará en prodigar la riqueza, el gusto i la propiedad en la erección de esta columna.
V. Un cuerpo de cada arma de los de Colombia i el Perú, tomará el sobrenombre de Ayacucho. Una junta compuesta de los jenerales i jefes de ámbos ejércitos, presidida por el jeneral en jefe don Antonio José de Sucre, designará los cuerpos que deban recibir esta gloriosa recompensa.
VI. El ejército vencedor en Ayacucho será inmediatamente ajustado i pagado, teniendo estos gastos la preferencia sobre todos los del Estado, aun cuando para ello tenga la Nación que contraer un nuevo empréstito.
VII. Los individuos del ejército vencedor llevarán una medalla al pecho, pendiente de una cinta blanca i roja con esta inscripción: Ayacucho. Los jenerales, esmaltada en brillantes; los jefes i oficiales, de oro, i la tropa, de plata.
VIII. Los padres, mujeres e hijos de los muertos en Ayacucho, gozarán el sueldo integro que correspondía a sus hijos, esposas i padres cuando vivian.
IX. Los inválidos recibirán la misma recompensa del artículo anterior; i ademas, serán preferidos para los empleos civiles, según sus aptitudes.
X. Se nombra al jeneral en jefe Antonio José de Sucre, gran mariscal, con el sobrenombre de Jeneral Libertador del Perú.
XI. El Gobierno del Perú se encarga de interponer su mediación con ei de Colombia, a fin de que se sirva prestar su consentimiento para el efecto de las recompensas que declara este decreto al ejército de Colombia.
XII. El Ministro de Estado en el departamento de Guerra i Marina, queda encargado de la ejecución de este decreto. Imprímase, publíquese i circúlese. —Dado en el Palacio Dictatorial de Lima, a 27 de Diciembre de 1824. —SIMÓN BOLÍVAR. —Por órden de S. E. —Tomás Heres.
Núm. 220
¡▼Viva la Patria!
Tengo la mas sublime complacencia de pasar a US., por estraordinario, el adjunto impreso de Lima, en que se anuncia la espléndida noticia del triunfo decisivo que han obtenido en el Perú las armas de la América sobre el último resto de la tiranía española. Este papel que fué entregado por propia mano por el mismo Libertador del Perú al capitan de fragata de la marina francesa M. de Moges, ha sido conducido por la corbeta de guerra de S. M. cristianísima la Dilijente, al mando de su capitan M. Villard, que está fondeando en este puerto con procedencia del Callao, con veinte dias de viaje.
Dios guarde a US. muchos años. —Valparaíso, Enero 9 de 1825, a las 2 de la tarde. —José Ignacio Zenteno. —Señor ▼Ministro de Estado en el departamento de la Guerra.
Núm. 221
▼Aviso al público
Gran victoria.
Triunfo decisivo.
El Ejército Libertador, al mando del jeneral Sucre, ha dei rotado completamente al ejército español, el 9 del presente mes, en los campos de Guamanguilla. El jeneral Laserna, que lo mandaba, ha sido herido i se halla prisionero con los jenerales Canterac, Valdér, Carratalá, i demás jefes, oficiales i tropa. Por consiguiente, todos los bagajes del enemigo, su armamento i pertrechos se hallan también en nuestro poder. El teniente-coronel Medina, ayudante de S. E., el Libertador, conducía los partes oficiales de la acción; i es de lamentar la desgracia que tuvo de ser asesinado en Guando por los rebeldes de aquel pueblo. Mas, todas las autoridades de los lugares inmediatos al sitio de la batalla, avisan oficialmente el triunfo de nuestras armas, añadiendo que el jeneral Canterac, que quedó mandando el campo, despues de haber sido herido el jeneral Laserna, capituló con el jeneral Sucre, estipulando espresamente que la fortaleza del Callao se entregará al Ejército Libertador.
El 9 de Diciembre de 1824 se ha completado el dia que amaneció en Junin; al empezar este año, los españoles amenazaban reconquistar la América con ese ejército, que ya no existe. Los campos de Guamanguilla han sido testigos de la victoria que ha terminado la guerra de la independencia en el continente de Colon. Allí se ha decidido la cuestión que divide la Europa, que interesa inmediatamente a la América, que es trascendental a todo el jénero humano, i cuyo influjo alcanzará sin duda a mil de mil jeneraciones que se sucedan; esta cuestión es, si el mundo debe gobernarse por el poder absoluto de los que se llaman lejítimos, o si es llegada la época en que los pueblos gocen de sus libertades i derechos. En fin, el Ejército Libertador ha resuelto el problema i ha levantado el último monumento que faltaba a su gloria; la gratitud escribirá en él los nombres de los vencedores de Guamanguilla, i del ilustre jénio que ha dirijido la guerra, que ha salvado al Perú, i que en los sucesos de Febrero no ha encontrado sino nuevos caminos para la gloria; su fama durará hasta la muerte del mundo, i este es un presentimiento que tienen hoi todos los corazones que suspiran por su libertad. —Lima, Diciembre 28 de 1824.