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SESION DE 22 DE FEBRERO DE 1825

Interior don Francisco Antonio Pinto habia renunciado el Ministerio, i se habia nombrado en su lugar al de Hacienda, el señor Vicuña, ocupando este Ministerio don José Ignacio Eyzaguirrs, i el señor Presidente le contestó quedar de ello impuesto la Sala, i que el Ejecutivo, como encargado de la seguridad publica, creia procediese del modo mas conveniente para cumplir con este alto encargo.

Estando concluido el término del reglamento, se procedió a nueva eleccion de Presidente i Vice, i fueron electos para el primer cargo el señor don José Miguel Infante por unanimidad de sufrajios, i para el segundo el señor don Cárlos Rodríguez por veinticinco votos contra ocho que obtuvo el señor don Pedro Palazuelos, dos el señor Pérez i uno el señor Infante.

El señor Rodríguez propuso si aun estaba el Congreso en sesion permanente, i preguntada la Sala sobre el particular se resolvió que nó, por veintitrés sufrajios contra trece.

En este estado, se levantó la sesion, anunciándose para la siguiente el oficio del Ejecutivo sobre facilitar medios para la seguridad pública la mocion del señor Cordovez sobre el comercio de cabotaje, queja que protestó dicho señor Cordovez, i proyecto de contribucion directa. —Bernardo de Vera.


Se abrió a la una i media de la tarde, con asistencia de treinta i seis diputados, i en el momento se presentó a la Sala el señor Ministro de Hacienda i dijo: el objeto de mi venida no es otro, señor, que hacer presente a la Sala que el señor jeneral Pinto ha hecho dimision voluntariamente de su empleo; porque dice que así cree convenirle a él i a los intereses del país. El señor Director, con este motivo, me ha traspasado del Ministerio de Hacienda al del Interior i de Guerra, i ha puesto en mi lugar al señor don Ignacio Eyzaguirre. Me envía para que lo haga presente a la Sala, seguro que será de su satisfaccion esta eleccion en un sujeto tan distinguido por su decision i patriotismo. Despejó la Sala.

El señor Presidente. —El principal objeto de esta sesion, i para que se ha reunido la Sala, es la eleccion de los oficios de Presidente i Vice-Presidente. Así procederemos a ello.

Concluida la votacion i hecho el escrutinio por los señores Presidente i Secretario, resultaron para Presidente el señor Infante i para Vice-Presidente el señor Rodríguez, el primero con treinta i cinco sufrajios i el segundo con veinticinco.

El señor Vera, al despejar el solio del Presidente, dijo. —Me honro de ofrecer mi gratitud a la Sala por los miramientos que le he debido en los dias que le he ocupado este lugar. Espero que mi sucesor merecerá mas porque tendrá mas acierto.

El señor Infante, al tomar posesion de su asiento respectivo, dijo. —Señor, la Sala en circunstancias bien difíciles me elije para la Presidencia; yo espero que con sus luces me ayude para el mejor desempeño.

En seguida, se leyó el acta de la sesion ordinaria del 18. Aprobada por la Sala, la rubricó el señor Vera.

Se leyó el acta de la sesion ordinaria del domingo 20 i lúnes 21.

Habiéndose notado varios defectos en el acta, por varios señores diputados, se convinieron los secretarios en formarla de nuevo i presentarla en la próxima sesion.

El señor Corvedoz. —Sin embargo, señor, que tengo mi licencia por veinte dias, según el reglamento, de retirarme por el mal estado de mi salud; sin embargo de todo esto, tuve el gusto de avisar al señor Presidente que no podria venir. Habiéndome retirado a mi casa, tuve una órden del señor Presidente para que asistiese hoi al Congreso. Vengo a obedecer. Pero ántes de todo diré: que una de las causas del descrédito de este Cuerpo es el espíritu de partido que hai en él, i que se permite insultar a cualquiera de sus miembros. A mí se me ha hecho un agravio por un diputado, i lo espongo ante la Sala porque, en mí, se ha agraviado a toda la provincia de donde soi representante. Yo no creo que de ningun modo se debe abusar de la inviolabilidad.

Se le reclama el órden i el Presidente dijo. —Yo jamas permitiré la palabra sin que preceda una mocion por escrito, como lo previene el reglamento. Todo esto hace ocupar a la Sala una mañana entera, i es lo que ha retardado siempre al Congreso en sus discusiones.

Continuó el señor Corvedoz. —No es mocion, señor, es queja. ¿A quién me quejo? A un juez de letras no me puedo quejar; así es que lo hago ante la Sala, segun previene el reglamento.

El señor Rodríguez. —Esta es sesion estraordinaria i no se puede tratar en ella, segun el mismo reglamento, mas que del asunto para que se ha convocado al Congreso. El señor diputado puede esponer su queja el dia que haya sesion ordinaria.

El señor Corvedoz. —Miéntras tanto llega ese dia me retiraré a mi casa (parándose). Yo no necesito una satisfaccion, no tanto por mí como por el agravio que ha sufrido mi provincia. (Se retiró).

El señor Presidente llama la atencion del Congreso a la órden del dia.

El señor Albano. —Son mas de las dos de la tarde; reclamo la hora.

El señor Rodríguez. —Se ha declarado el Congreso en sesion permanente; i mas cuando todavía no se ha dado una contestacion al Gobierno sobre su oficio, para lo cual se ha convocado a sesion estraordinaria.

El señor Presidente. —Yo bien veo que es de necesidad contestar a este oficio del Ejecutivo, porque es una cosa bien urjente; supuesto que ya ha pasado la hora podíamos quedar citados