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196 MADAMA DE SEVIANÉ

ver á la buena de Tarento (1), me ha enviaao ya dos reca- dos y me pide siempre noticias vuestras; si le da por ahí, me hará muy bien su corte. Decís maravillas de Saint-Thou; al menos no se le acusará de no haber contado su sueño hasta después de su desgracia; esto es agradable. Yo os compa- dezco por no leer todas vuestras cartas, pero aunque ellas hacen mi verdadero y único consuelo, y aunque yo conozco todo el precio de ellas, estoy bien incomodada de recibir tan- tas. El buen abate esta muy enfadado contra M. de Grignan; esperaba que le dijese si el viaje de Jacob ha sido feliz y si ha llegado á buen puerto en la tierra prometida; si está bien colocado, bien establecido él, sus mujeres, sus hijos, sus carne- ros, sus camellos; esto bien merece la pena de unas cuantas palabras. Tiene el designio de volverlo á emprender cuando vuelva á Grig:.an. ¿Cómo están vuestros hijos? Adiós, mi muy amable y muy querida. Recibo muy á menudo cartas de mi hijo, está muy alligido de no poder salir de ese desgraciado abanderamiento, pero debe comprender que hay gentes pre= sentes y que meten prisa á quien se deben recompensas que se preferirá siempre á un ausente que se cree colocado y que no nace simplemente más que aburrirse en una larga situación subalterna, donde no se cuidan mucho de él. ¡Ah! esto es precisamente lo que nosotros decíamos, después de una larga navegación, encontrarse á nuevecientas leguas de un cabo y el resto.

Á LA MISMA

Los Rochers, miércoles k de diciembre de 1675.

Tle aquí el día en que yo escribo sobre la punta de una aguja, pues no recibo ya vuestras cartas más que dos á la


) La Priucesa de Tarento que habitaba en Chateau-Madame en el Faubourg de Vitré.