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CARTAS ESCOGIDAS 263

nuestra alma está verde; ha sido un gran juego para Su Eminencia, un espíritu nuevo, como el de nuestro amigo. Adiós, mi muy querida hija, continuad amándome, instroidmo de vuestro estado en pocas palabras, pues yO 05 recomiendo siempre el acortar vuestros escritos. En cuanto á mí, yo no tengo más correspondencia que la vuestra y escribo una carta en varias veces.

Creo que Mad. de Coulanges no irá á Lyon; tiene dema- siados asuntos aquí. ¡Oh! ¡cuánto polvo hago! ¿Cómo es que tenéis una hermana (1) y ésta no es Mad. de Rochebomne ? Yo os desearía para la una los mismos sentimientos que para la otra; pero me parece que no es la misina cosa.

Á LA MISMA Livry, sábado 3 de julio de 1677.

¡Ah, querida mía! estoy disgustada con vuestro pobre niño; es imposible que esto no conmueva. No es, como ya sabéis, que yo haya contado con su vide. Lo encontraba según la pin- tura que se me había hecho sin ninguna esperanza; pero en fin, esta es una pérdida para vos; ya van tres. Dios os con- serve el solo que os resta, pues me parece ya un hombre honrado. Más me gustaría su buen sentido y su recia razón que toda la vivacidad que se admira en algunos á esta edad y que son tontos á los yeinte años. Estad contenta del yuestro, hija mía, conducidle suavemente como á un caballo que tiene la boca delicada y recordad lo que os he dicho acerca de su timidez. Este consejo viene de gentes más hábiles que yo y se ve que es muy bueno.

En cuanto á Paulina, tengo una pequeña cosa que deciros; y es que de la manera con que la representáis, podría muy


(1) La marquesa de Saint-Andiol, hermana de Mr. de Grignan.