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CARTAS ESCOGIDAS 391

pronto pasada y encontraremos bien pronto el fondo de nuestro saco de mil francos (1).

Verdaderamente, vos me mimáis bien y mis amigas de Parít también : apenas el sol se remonta lo que el salto de une pulga, y ya me preguntáis por vuestro lado, cuándo me espe: ráis en Grignan; y mis amigas me ruegan que lus fije desd ahora el tiempo de mi partida á fin de adelantar su alegría Yo estoy demasiado contenta eon estas pruebas de afecto 1 sobre todo con las vuestras que no sufren comparación. O: diré, pues, mi querida condesa, con sinceridad, que de aqu hasta el mes de setiembre, no tengo pensamiento de salir di este país; es el tiempo en que yo envío mis pequeños carrua: jes á París, dondeno hay todavía más que una pequeña parte Este es el tiempo en que el abate Charlier cobra mis censos qu es un asunto de diez mil francos. Hablaremos de esto otra ve y contentémosnos con dejar toda esperanza de dar un pas: antes del tiempo que os he marcado. Por lo demás, yo no o digo que sois mi objetivo y mi perspectiva; vos lo sabéis bien y que esláis de una manera en mi corazón que temo much: que Mr. de Nicole no encuentre enél mucho que circuncidar pero en fin, tal es mi disposición.

Me decís las cosas más tiernas del mundo, deseando no ver e

“fin de los felices años que me deseáis. Estamos bien lejos d: encontrarnos en nuestros deseos, pues yo os he dicho una ver dad bien justa y bien en su lugar y que Dios sin duda querr: que se cumpla, que es seguir el orden natural de la sant: Providencia : esto es lo que me consuela en todo el laboriosi camino de la vejez; este sentimiento es razonable, y el yuestri demasiado amable y extraordinario.

Os compadecería si no tuvieseis á Mr. de la Garde y al caba llero : es una compañía perfectamente buena, pero ellos tie- ben sus razones, y la de hacer resucitar la pensión de u

(1) Madame de Sevigné, comparaba los doce meses del año, á u saco de mil francos que se acaba casi tan pronto como se ha comen zado á gastar.