Página:Siete tratados - Tomo I.djvu/81

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das entre los animales nobles provienen del cruza- miento de las razas ; y si se da que un agente superior fecunde á la hembra, el efecto de esta unión misteriosa es bueno sobre toda ponderación. Las yeguas de la Bética, movidas de amor inexplicable, se ponian de frente hacia la aurora, tan luego como se levantaba el céfiro ; y, abriendo las fauces voluptuosamente, aspira- ban con ahinco las ráfagas de ese invisible galán : de este placer fantástico nacian los caballos de los héroes. Si el egoísta semental sospechara esa poética infidelidad, todavía no se diera por ofendido : ya os dije que el viejo Aristón tuvo á gloria prohijar al hijo de Saturno. Las frutas más suaves y gustosas son las provenien- tes del ingerto : durazno y manzana, membrillo y pera. Así el español y la india, el español y la negra, el espa- ñol y... Por dicha nuestros bosques nunca han servido de templo á las salvajes divinidades que habitan los del África, sátiros, silvanos, faunos, títeres, ó sean orangu- tanes, jocos, pongos, mandriles y otros miembros de esa real prosapia. Dicen que los españoles tenían predi- lección por sus esclavas, lo cual es muy probable : la robusta clase que dirige las riendas del gobierno, em- puña la espada, mueve la pluma y ase el cayado en la América del Sud, atrás del cutis europeo deja ver cómo corre veloz la sangre ardiente agitada por una gota de ébano disuelto en un licor encantado. Las hadas blancas poseen el secreto de esa prestigiacion sublime : Melisa é Hipermea cuidan de sus caballeros. Los que se cierran en ser cachupines puros, están á riesgo de ir á encontrar su abuelo en Peralvillo. No creeremos en su sangre sin