las frases de mayor profundidad é intenso brillo.
Después, la dialéctica temible del orador católico, que bajo la carne dogmática de sus discursos, oculta el esqueleto de acero de su argumentación silogística.
Las matemáticas de la lógica escolástica le son á tal punto familiares que, sin otro instrumento, ajusta los raciocinios hasta dar á los discursos la apariencia de una sola pieza, difícil de desmembrar.
En la cátedra, Estrada hace gala de un criterio analógico de primer orden, esboza enumeraciones tan sobrias como completas, impone por el gesto y amedrenta al discípulo con sus formidables guerrillas científicas.
En la academia, sabe dar colorido tal a sus imágenes, desnuda tan maestramente sus sentimientos, que su voz se convierte en el estimulante mas poderoso de las fibras sensibles del auditorio.
En la tribuna, conexiona hábilmente la frase con el tono para producir una pirotecnia de sorprendentes efectos.