Página:Siluetas parlamentarias.djvu/146

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De ahí que pueda ilustrar cualquier asunto, exhumado de los cajones de la mesa de su Comisión, y tendido sobre la carpeta para proceder á su autopsia y extraerle el informe y el dictamen.

Pero el mismo hombrecillo que se rie de los detalles en el salón de Comisiones, les profesa horror dentro del recinto legislativo, y cuando le toca dilucidar un punto complicado en el que parecen enredados el hecho y el derecho.

No les saca el cuerpo á. las consideraciones parciales; pero las cercena hasta dejarlas como simples eslabones de la progresión desaliñada de sus razonamientos.

Y con voz de timbre provincial, de acento zumbón y de limitada altura, el Diputado por Córdoba se escurre á través del asunto en discusión, y aquí cazo un par de observaciones de sentido práctico, allí despachurro media docena de argumentos débiles, mas allá echo á volar principios generales sobre el punto en debate, el orador llega sin fatiga al término de sus breves jornadas parlamentarias.

Porque no se prodiga en discursos, pero ni tampoco en informes.

A lo sumo, se permite subir á la grupa del miembro informante de su comisión.