la filosofía política le atribuye en los diccionarios intitulados con el triple lema de la democracia francesa.
El Diputado Gorostiaga ha ocupado alternativamente la tribuna periodística, la de las asambleas populares, y la de los debates parlamentarios.
Como orador, Gorostiaga ha corroborado la frase antigua: pectus est quod disertos facit.
En efecto, á su corazón debe su elocuencia.
Sin ser perfecta, y por mucho que su voz no tenga la ostensión que sus párrafos vehementes exigen, responde sin embargo á sus fines: conmover, persuadir y convencer.
No ha robustecido Gorostiaga su mente con ese estudio nutrido que á la vez suministra el ladrillo y la argamasa de las construcciones oratorias.
Sin embargo, sus exposiciones, claras y lógicas, esfumadas con algunas bellezas de buen gusto, no se resienten de falta de trabazón en las ideas.
Si fuera menos parco de discursos, no dudo que obtendría la pureza de dicción, la flexibilidad de acento y la armonía de gestos, que son accesorios del orador.