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La mía será chica, de cobre, de feo cuño; pero es de ley.
Sobre todo es metálico. Vale mas que cualquiera de esos billetes de «elogio forzoso», sin reverso, cuya impresión y circulación fomenta el Gobierno.
En cuanto al dueño del cuño, no se preocupe, -desde que el hombre privado no se ocupa del idem-idem.
Solo en este caso, es de rigor hacer saber que quien ofende es capaz de hacerlo.
Pero para la crítica razonada basta suscribirla con un mote subalterno y colaborativo.
Au revoir.
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