pintorescas del Mr. Pool, —que traslada intermitentemente su gravedad de muñeco, del Jockey Club al Salón de Esgrima, y del Hipódromo á las Regatas del Riachuelo.
Es el empleómano, abogadillo, matasanos, o politicastro de tres al cuatro, cuando no profesor á domicilio, que dá muerte al aburrimiento y vida á los callos, por las veredas de su barrio, ó en los átrios y naves de su parroquia.
En fin... seria cosa de no acabar.
Todos, todos los que, por años ó por meses, monaguillos reincidentes de algun curso universitario, ó penitentes en ejercicios intelectuales, han tenido alguna vela ó manejado cualquier vinajera ante los altares de Minerva, habrán aprovechado menos que el letrado, que el facultativo, que el ingeniero y que el escritor, salidos de la frágua universitaria; pero como estos, recuerdan lo que es hoy la realidad en el mundo de los actuales estudiantes metropolitanos.
¿Quién no ha sido estudiante? ¿Quién no ha respirado en esa atmósfera de ingenuidad y de confianza, entibiada por las espansiones de las almas, mas qeu iluminada por la irradación docente de la cátedra?