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MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS

su instrumento el sonoro «guitarrón». El acordeón, con que los hombres a menudo acompañan los bailes, como producto de la industria europea, no se puede contar entre los instrumentos populares.

El arte de una buena cantora que dispone de un abundante tesoro de versos i melodias en ambos instrumentos goza de mucho aprecio entre las clases bajas de la población; un poeta que es a la vez músico i cantor, que sepa más de tres o cuatro entonaciones en el guitarrón i tenga habilidad para improvisar interesantes «dedicatorias» i «despedidas» (cogollos) es, por su rareza, un objeto de la admiración de su clientela artística. Entre la jente culta hai sólo pocas personas que siquiera conozcan esos tipos raros por no haber tenido ocasión de admirarlos en una fiesta popular. Lo mismo se debe decir de los pocos músicos que emplean aún el antiguo violín de tres cuerdas, el verdadero rabel, que se toca apoyado en la rodilla. La mayor parte de los chilenos cultos conocen el nombre del rabel como sinónimo del violín ordinario.

En jeneral no cabe la menor duda de que ya solamente el canto femenino con sus poesías livianas (tonadas) i acompañamientos de bailes (cuecas), es verdaderamente popular; el canto masculino lo ha sido en sus oríjenes, pero hoi sobrevive únicamente en pobres restos, que, por esto, son tanto más interesantes para el folklorista.

Por esta misma razón las verdaderas cuecas i tonadas populares sólo rara vez se apuntan i menos se imprimen. Andan por millares de boca en boca, en estrofas aisladas i menos a menudo en composiciones enteras; se varían i se improvisan siempre de