Esta página ha sido validada
ALFONSINA STORNI
Me cabrías en las manos,
luminoso polluelo;
en las manos
ya muertas
para las caricias humanas.
Sólo para tí
mis dedos se abrirían,
suaves,
sobre tu vellón tiblo,
luna amarilla..
¡No, no corras!
Sarmiento es mi cuerpo,
pardo y seco,
clavado en la fría
flor del mar
cuyo fondo de hielo
esmeralda,
desea.
No, no corras...
Sobre mi corazón
podrías bailar
la última danza
y apagarte conmigo,
luna de marzo...
88