Ai
éstos a faltar, po laix, unidas por el amor fraternal, resistir mejor
alas desgracias que os sobrevengan.
Bello grupo «le hermosas estrellas Siendo tallo de un mismo rosal, Son las niñas que nunca en querellas Vitrajaron su amor palernal.
¡Oh, feliz la que siente el consuelo Que derrama el cariño de hermano! ¡Es tan dulce en áspero suelo Estrechar en la nuestra ana mano ! ¿scuchar este nombre de hermana Que tan grala resuena al oido, Que disipa la angustia tirana, Que mitiga el doliente jemido *
El decir sangre luya es la mia. Muestre ser al ser miso debemos, | uux mano en el mundo nos guia Tel amor de una madre tenemos”
Respetad ese lazo sagrado Con que Dios al nacer nos unió : ¿Ai del niño que el nombre injuriado bol que padre a su padre llamó!
XX VE
Una madre es la fortuna de su bíja
En 1859 la oficina de las mensajerias nacionales del Rosario presentaba un espectáculo interesante, a lo que dió lugar lo s guiente. Una niña, hija de una pobre mujer que ejercia el oti- cio de lavandera, volvia de Córdoba al Rosario con una pariente suya, a quien la habia confiada su madre.
En la dilijencia conoció a un caballero rico, que, encantado de la hermosura, la gracia i amabilidad de Ja niña, recibió un placer en hablar con ella durante todo el camino, María (este ere su