— 58 —
es casi tan necesaria como el alimento que nutre i el aire que se respira.
Para que disfrutemos de este beneficio, nos envian nuestros
padres al colejio. A él debemos concurrir con satisfaccion i alegría, porque la niña, aunque ¡ a comprender las ventajas de la instrue- cion, sabe que debe hacer la voluntad de sus padres. Esto debe ser motivo suficiente para hacerle inspirar aficion al colejio.
¿Qué debe hacer la niña, que quiera portarse en él de manera que satisfaga lus deseos de sus padres 2—JMélo aquí.
Debe ir al colejio por el camino mas corto, sin desviarse ni entretenerse. —Procurará llegar un poco ántes de la hora se- ñalada, complelamente aseada en su persona i vestidos.
Estará en la clase con aire modesto 1 tranquilo, sin correr ni precipilarse ; tomará asiento en su lugar, evitando que sus mó- vimientos desordenen a sus compañeras.
Duronte las horas de clase, no debe ocuparse mas que de su instruccion, ni pensar en otra cosa, Escuchará atentamente
las esplicaciones de su profesora, procurando sacar provecho de ellas.
Desempeñará, sin distraerse, la tarea que se le señale, i es- tudiará las lecciones con gusto i fervor.
No debe reirse ni charlar con sus vecinas i ménos permitirse juegos mi burla alguna.
Del mismo modo debe conducirse cuando está léjos de la profesora, como cuando ésta se halle a su vista.
Luego que haya terminado la clase, volverá a casa de sus pa- áres sin separarse del camino que se le ha mandado seguir.
La buena discipula es modesia, poro tiene una confianza noble en su directora. Sino comprende alguna cosa, pide permiso
para hablar, i una vez conseguido, espone aquello que le ofrece duda.
No liene vanidad ni orgullo, porque conoce que son vicios detestable; no se burla de aquellas condiscipulas que no ade-