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ha parte de afuera del castillo, se atreve a vivir cerca de él; por- que adentro se aparecen por la noche fantasmas que maltratan alos vivos. El caballero, que no era miedoso, respondió al al- deano: yo no me espanto de duendes o fantasmas, soi mas malo que ellos, i para hacértelo ver, quiero que mis sirvientes se que- den en el lagar i dormir yo solo en el castillo. Su intencion era, sin embargo, no acostarse; porque habia vído siempre hablar de apariciones de muertos i descaba verlos. Mandó encender una huena lumbre; tomó pipa ¡ tabaco i dos botellas de vino i puso sobre la mesa cuatro pistolas cargadas. Á medía noche oyó un gran ruido de cadenas i vió aparecer un hombre de una estatura mucho mas alta que ta ordinaria, que le hacia señas para que fuese hácia él. El cabajlero se puso dos pistolas en el cinto, una en la faltriquera 1, tomando la úlima en la mano derecha, asió la duz con la izquierda, En esta disposicion siguió al fantasma, que bajó porla escalera, atravesó el patio i se entró por un pasa- dizo; pero habiendo llegado el caballero a la estremidad de él, le faltó de repente la tierra debajo de sus piés i cayó en un ho- yo. Conoció eutonces el desacierto que habia cometido, pues por la hendidura del tabique desunido que lo separaba de una caverna, vió que habia caido, no en poder de los espiritus, sino de una docena de hombres que a la sazon tenian sus conferen- cias sobre si le debian matar o no; i por sus razonamientos co- noció que eran monederos falsos. El caballera, viéndose como raton en trampa, levantó la voz ¡ pidió a aquellos hombres licen- cía para hablar, i habiéndosela concedido les dijo: «Señores, el habor venido aquí os hace ver que soi intrépido; pero al mismo tiempo os manifiesto que soi hombre de honor, pues no igno- rais que un picaro por lo regular es cobarde. Os doi palabra de guardar secreto este suceso ¡os lo prometo por mi honor: no comelais un erimen matando a un hombre que jamas ha tenido la intencion de haceros mal. Por otra parte, considerad las con= secuencias de mi muerte, yo llevo conmigo cartas de importan- cia que debo entregar al rei en mano propia, i tengo en ese