prenderle, y fué traido á Manila, donde tratando de su causa murió.
Tras de la prision de Juan de la Xara, envió luego don Francisco Tello á Mindanao al capitan Toribio de Miranda, con despachos, para que estuviese por cabeza del campo, y gobernase las cosas, hasta que fuese quien de asiento continuase aquella empresa. Llegado á Mindanao, y viendo el campo, deshechas las máquinas de Juan de la Xara, y que quedaba preso en Manila, y no había de volver, obedeció á Toribio de Miranda, y las órdenes que llevaba.
En Manila se trataba con todo cuidado por el gobernador de lo que convenía para continuar la guerra, que por estar la isla de Mindanao, tan cerca de las demas islas pacificadas, y haber en ella misma algunas provincias de paz, y encomendadas, y con justicias de Españoles, como son el río de Butuan, y Dapitan, y Caragan, convenía pacificarla toda, y reducirla á la obediencia de su Magestad. La hacienda real estaba gastada, y sin posible para el gasto; á que por escritura en forma se había obligado Esteban Rodriguez hacer la guerra á su costa, hasta acabarla de todo punto, conforme á las condiciones del asiento. El tutor de sus hijos y herederos lo puso en justicia, escusándose desta obligacion, con la muerte de Esteban Rodriguez, y por no perder tiempo (visto que lo comenzado se había de continuar, de una manera ó de otra) el gobernador acordó de proseguirlo, poniendo de la hacienda real lo que fuese menester, á cuenta della, ó de los herederos de Esteban Rodriguez, si fuese justicia; y luego se trató de la persona, que había de ir á Mindanao, y eligió á don Juan Ronquillo, general de las galeras, y le dió el socorró de gente y demas cosas que pareció necesario; con que llegó á Mindanao, y tomó en sí el campo y armada de los Españoles que halló en Tampacan; y confirmó la paz y amistad con los principales y su gente de Tampacan y Lumaguan: reformó y puso mas