poblazones de Naturales[1], muy copiosa de arroz, vino de palma, y de todos los bastimentos; tiene buenas poblazones, y ricas, donde dicen el río de Panay, y la principal en Oton con barra y puerto, para galeras y navíos, astilleros, para fabricar navíos de alto borde, y mucha copia de madera, para la fábrica.
Hay muchos Naturales, maestros de hacer cualesquier navíos, y junto á esta isla hay una isleta de ocho leguas de box, muy poblada de Naturales, que todos son carpinteros y muy buenos oficiales, que no usan otro oficio ni granjería, que sin haber en toda su isla un arbol que sea de consideracion, ejercitan este arte con mucho primor, y de aquí se proveen de oficiales todas las islas, para la carpintería; llaman la isla de los Cagayanes[2].
Síguense luego, tras de la isla de Sebú, la isla de Mindanao, que es isla de mas de trescientas leguas de box, y Joló que es pequeña; y mas abajo la de Borneo, que es isla muy grande, de mas de quinientas leguas de box, todas muy pobladas, aunque esta isla de Borneo no está pacificada, ni la de Mindanao enteramente, si solo el rio de Butuan y Dapitan, y la provincia y costa de Caragan.
Por bajo desta isla, antes de llegar á la de Borneo, son las islas de los Calamianes, que son mucho número de islas, mayores, y menores, muy pobladas de Naturales, con algunos bastimentos y labores: aunque
- ↑ «Cuando llegaron los Españoles á esta isla (Panay) se dice había en ella más de 50,000 familias; pero se disminuyeron mucho… y al presente serán unos 14,000 tributarios, los 6,000 de la corona y los 8,000 de particulares encomenderos» (G. de S. Augustín, p. 259). Tenían muchas minas de oro, y en el río de Panay lo sacaban lavando la arena; «pero instigados de las vejaciones que recibían de algunos alcaldes mayores», dice el mismo historiador, «lo han dejado de sacar, queriendo más vivir con pobreza que padecer semejantes trabajos.»
- ↑ Comparando todo esto con el estado presente de las cosas, hay necesidad de consolarse con el número de empleados y frailes que pululan por las islas, para no sentir tanto el atraso en que hemos caído.