Su descubrimiento, conquista y conversión, no ha sido sin mucha costa, trabajo y sangre Española[1], con varios sucesos y trances, que hacen más ilustre la obra, con espacioso campo, en que se estiendan los historiadores, que lo tienen por oficio, pues la materia no es corta, y tiene de grave y gustosa; lo basta para merecerlo, sin que le sea de perjuicio, tratar sucesos y guerras de Indios, que los que no las han experimentado, las tienen en menos de lo que son; pues, los destas partes son naciones valientes y guerreras de la Asia, criados en continua milicia, por mar y tierra usando artillería[2] y otros instrumentos bélicos, industriados en este ejercicio, de la necesidad de su propia defensa, contra los grandes y poderosos reynos sus vecinos. Y (si con algunas imperfecciones) adiestrados y acabados de enseñar en la escuela Española, que últimamente les metió la guerra en su casa[3], como lo han sido por esta vía otras provincias de Europa, que del uso de las armas estaban con ignorancia y descuido.
Algunos curiosos, han tratado de escribir esta historia á quienes (por faltarme su caudal y tiempo) he dado y repartido muchos papeles, y relaciones que tenía, y espero la sacarán á luz más de propósito, de lo que
- ↑ Y Filipina sobre todo; pues con y por España pelearon siempre más gente Filipina que Española, como se verá más adelante.
- ↑ Esto es, tenían ejército y escuadra con artillería y otros instrumentos bélicos: sus preciosos crises y campilanes son por su magnífico temple dignos de admiración, algunos de ellos ricamente adamasquinados, sus cotas de malla y sus cascos, de loa cuales existen algunos ejemplares en varios museos de Europa atestiguan un gran adelanto en esta industria.
- ↑ Esta frase está en contradicción con la empleada entonces de pacificar cuando se trataba de apoderarse de alguna provincia ó isla. Acaso el verbo pacificar significase entonces meter la guerra.