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— XXXVI —
blecieron Caton y Marcio, Tribunos del pueblo Romano, á los que contando las propias excedían, que parecía menos punible, por intervenir en esto el amor propio.
No faltará quien saque á plaza mis descuidos, que desde agora le habré respondido con confesarlos; y si esto no bastare, para ponerle silencio, tapando los oidos, como otro Ulises, pasaré (con la priesa que he escrito) por este inconveniente y dificultad, con solo el deseo de agradar, y servir á quien lo leyere, que bastará á sacarme de mayores peligros.