nua[1], hijo del de Tunquin; y pidiéronle los favoreciese para su camino; el cual les dió todo lo necesario, de manera, que fueron bien tratados y servidos, hasta la ciudad de Alanchan[2], cabeza del reyno de los Laos; donde, el rey della los recibió bien. Hallaron, habia muerto Prauncar Langara, rey de Camboja, y su hijo é hija mayor, y solo vivían su hijo Prauncar y su madrastra, agüela y tías: dijeron el estado de las cosas de Camboja, y venida de los Españoles, y muerte de Anacaparan tirano: lo mismo se supo de un Camboja, que vino de Chordemuco; y que reynaba despues de la muerte de Anacaparan, su hijo menor, llamado Chupinanu[3], que la tierra toda estaba divisa en parcialidades; y habría muchos, que en viendo á su rey natural legítimo, dejarían á Chupinanu, y se irían con él y le obedecerían.
Vencidas algunas dificultades para la salida, por haber ido á este tiempo, de Camboja á los Laos, un mandarin llamado Ocuña de Chu, Alanchan[4], con diez
- ↑ Kanj-hoa (?). En un mapa de Hondio está señalado Sinoa en un seno situada en la costa oriental de Camboja, S. E. de Cochinchina, casi á la altura de Manila, lo cual nos hace sospechar sea Hue o á lo menos Quin-hon.
- ↑ Lantchang á Lanxang es el nombre de una antigua ciudad al norte de Camboja (Pallegoix's Dictionary, citado por Lord Stanley).
- ↑ Para reinar sobre un país no basta ser hijo de un rey; hay que merecerlo, lo mismo que sus antecesores. Indudablemente que desde el punto de vista moderno, Anacaparan era más digno de la corona que el pusilánime Phra Unkar Langara, el cual, á la aproximación del enemigo, desamparó á sus súbditos, huyéndose con su familia, cuando con solas las fuerzas de su reino hubiera podido luchar con él y echarle, como lo hizo Anacaparan, librando de la esclavitud á su país. El reino lo había perdido Phra Unkar, y con su huída había renunciado á él, merecedor de las maldiciones de sus desamparados súbditos. Hubieran los Españoles dejado á Camboja gobernarse en paz por sí mismo bajo la mano fuerte de Anacaparan, ni hubieran sucedido tantos males, ni se hubiera comprometido el prestigio español, como se vió después, sólo para poner sobre un trono á un rey débil, hijo de un soberano pusilánime é indigno, que sirviese de instrumento á sus ambiciones.
- ↑ Aquí hay cierta confusión en el orden, fácil, por lo demás, de notar y corregir. Creemos que se debe decir: Vencidas algunas dificultades para la salida, por haber ido á este tiempo de Cam-