Este cerdito tenía muchas ganas de ir con su hermano, pero como era tan travieso y no se le podía confiar muy lejos, su madre le hizo quedarse en casa, y le dijo que mantuviera un buen fuego mientras ella iba al molino para comprar harina. Pero tan pronto como se quedó solo, en lugar de aprender sus lecciones, empezó a fastidiar al pobre gato. Entonces tomó el fuelle, y cortó la piel con un cuchillo, con el fin de ver de dónde salía el viento: y cuando no lo pudo averiguar, comenzó a llorar. Después de esto rompió todos los juguetes de su hermano, metió el palo del tambor a través del tambor, arrancó la cola del papalote (cometa), y luego le quitó la cabeza al caballo. Y luego se fue a la alacena y se comió el jamón. Cuando la señora Cerdo llegó a casa, se sentó junto al fuego, y por estar muy cansada, pronto se quedó dormida. Tan pronto se durmió, este cerdito malo tomó un pañuelo largo y la ató a la silla. Pero pronto despertó y se enteró de todo el daño que había estado haciendo. Vio a la vez el daño que había hecho con los juguetes de su hermano. Así que rápidamente sacó su rama de abedul más gruesa y pesada, y le dio a este cerdito travieso tal paliza que él no olvidó durante mucho tiempo.