Esta página no ha sido corregida
De los ojos tan fuertimiente llorando. Tornaba la cabeza, estávalos caçando. Vio puertas abiertas e uços sin cañados, alcándaras vazías, sin pielles e sin mantos, e sin falconese, sin adtores mudados. sospiró mio Cid,ca mucho avié grandes cuidados, fabló mio Cid bien e tan mesurado:
¡Grado a tí, Señor, Padre que estas en lo alto! ¡Esto me an buelto myos enemigos malos! Allí piensan de aguijar,allí sueltan las riendas. A la exida de Bivaro vieron la corneja diestrae entrando a Burgos viéronla siniestra. Meció mio Cid los ombros o en grameo la nalta: ¡Albricia, Álbar Fáñez,ca echados somos de tierra!
Mio Cid Ruy Díazpor Burgos entró en su conpaña sessaenta pendones