146 POLÍTICA DOMÉSTICA
porque el hombre se manifiesta análogamente en to- das partes, lo mismo en las cabañas que en los pala- cios, y si la historia presenta tantos enigmas, es por- que se ha querido explicarla demasiado por teorías magníficas, y no bastante por el desenvolvimiento de las pasiones humanas.
¿Por qué razón el dominio femenino aparentemente consolidado en el hogar doméstico se ve á menudo derrocado? Porque la propensión á dominar suele encontrarse ant: otro espíritu no menos ardiente— el espíritu de independencia. En tanto que un ma- rido considera sinceros los consejos que se le dan y contempla como inspirada por afectuosa solicitud la influencia que se ejerce sobre él, consiente con gusto que su mujer tenga un dominio que parece provechoso para los intereses de la familia; pero, desgraciadamente, todo carácter dominante es va- nidoso y egoista; no sólo ambiciona las realidades del poder, sino también sus más brillantes exteriori- dades, y las mujeres poseidas de tan deplorable am- bición no se contentan con gobernar su casa: nece- sitan supeditar al jefe de la familia. Entonces el hombre que parecía dominado siente renacer su espíritu de independencia, exagera su esclavitud, busca razones para rebelarse, y después de haber representado el papel de siervo, ambiciona repre- sentar el de tirano.
