270 POLÍTICA DOMÉSTICA
fervor deben las madres elevar á Dios, es que se digne darles el corazón de sus hijos, y, al mismo- tiempo, acierto para inspirarles repeto, amor y con- fianza perdurables.
¡Cuán influyente para con sus hijos se hace la: madre que en su esposo encuentra eco de pensa- mientos y fuerza de consejos! Entonces, unidos. para labrar el bien de sus hijos, les consagran esta. unión bendita, en la cual todo es atención, vigilan- cia, armonía y consuelo; y en estas excelentes circuns-- tancias, el padre es un guía ilustrado, un amigo se-- guro para el hijo; y los lazos de la familia se estre- chan, en vez de aflojarse como acontece en las casas» donde la desunión ahoga los sentimientos y la con». fianza. ¿Porqué hay muchos jóvenes sin gloria ni; provecho en su carrera? ¿Por qué tantas inteligen- cias que prometían llegar á ser sobresalientes, se quedan en la esfera de la medianía? ¿Por qué hay tantos corazones fríos, aunque aun han vivido poco,. y tantas almas desencantadas, incrédulas, llagadas, que, sin saber cómo, han dudado y han dejado de- creer? ¿Por qué tantos hijos de nuestros siglo se ha- cen desgraciados, carecen de energía y apenas se:
