POLÍTICA DOMÉSTICA 283
llas dos madres que, en fin, se despidieron, prome- tiéndose mutuamente volver á verse y á conversar
sobre la educación de sus hijos.
Un mes después de la referida entrevista, todas las personas amigas de la señora estaban asombra- das del nuevo giro que ella daba á sus asuntos, y del diferente modo con que se conducía en lo concerniente al empleo de sus intereses. Mostra- base más activa, más laboriosa, más metódica; y como la ociosidad suele ser curiosa hasta la indis- creción, hubo quiense atrevió á preguntarle el mo- tivo de aquella tranformación, pero la señora res- pondió:
—Es que me he vuelto económica.
—¡Ah! ¿con queal fin ...?
—No, la economía del dinero no me ha decidido, sino porque es instrumento de muchos goces.
La señora refería con el mayor placer á sus ami- gas íntimas la famosa lección que la discreta por- diosera le había dado.
