310 POLÍTICA DOMÉSTICA
mo modo en el traje se imprime carácter de gra- vedad ó de ligereza, poniendo más ó menos adornos y amplitud, ya en la parte superior, ya en la inferior. En este principio se funda que el traje talar se usa vas- to, amplio, y, á veces, con cauda ó cola. Pero cual- quiera que sea la influencia de las leyes naturales en la determinación del carácter del traje, prevalecen siempre ciertas asociaciones de ideas: por eso el ropaje negro es símbolo de tristeza y duelo; poco im- porta que tiles asociaciones de ideas sean meramen- te convencionales, basta que estén aceptadas. Com- prendido así el vestir llega á ser una especie de ciencia exacta en la cual cada pormenor tiene su ex- presión ó valor fijo, de donde resulta que la ele- gancia en las vestiduras consiste en la relación que es necesario establecer entre dos caracteres: el de la persona y el del traje. Conocer bien esa relación es poscer el arte de vestirse con elegancia; y de aquí un principio fundamental, á saber: que tal elegancia no está en la riqueza del traje, ni en el corte, ni en la mejor calidad de las telas, sino en el efecto producido por la combinación de estas cosas con las condicio- nes características de la persona.
Muchas mujeres se imaginan tener, por que son ri- cas, el derecho de adornarse con brillantes, plu- mas, encajes y flores; pero como ni aun los mejores accidentes de la fortuna dan ese derecho, que emana
