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74 POLÍTICA DOMÉSTICA

las entidades que pueden ser su objeto; y, tratando del respeto filial, dice:

«En el orden natural y á la luz de la razón, el padre y la madre son en el alma del niño representa- ciones de la dignidad de Dios. . . .

«Dios es la causa primera, y la dignidad primera; el padre y la madre son la causa y la dignidad se- gundas é inmediatas; luego el hornenaje de respeto que el niño tributa á Dios, viene á recaer en los pa- dres para hace los más venerables, asi como el res- peto que les tributa directamente, sube hasta Dios para recibir su premio. . . .

«Pero lo que al niño hace más palpable y mani- fiesta en sus padres la representación de Dios, es la dignidad que sobre ellos desciende de la majestad di- vina, es la doctrina que nos enseña á creer para de- senvolver nuestro entendimiento, que nos enseña á amar para desenvolver nuestro corazón, que nos en- seña á obedecer para desenvolver nuestra voluntad, pues tales son los elementos de toda buena educa- ción.»

Sin el respeto, que es condición de las virtudes, y alma de las leyes, no hay dignidad ni pureza: todos los desórdenes, todos los vicios, todas las impuden- cias, todas las iniquidades se desbordan; pero en cambio basta el respeto para la inspiración de las mas grandes virtudes y el cumplimimiento de los más sagrados deberes.