PRÓLOGO DE LOS EDITORES
Pocas palabras diremos en elogio del presente libro: su autor, el ilustre escritor argentino Dr. Pastor S. Obligado, se ha conquistado, desde hace tiempo, un puesto eminente en la literatura hispano-americana, y su fama literaria, traspasando las fronteras de su patria y aun las del Nuevo Mundo, ha sido sancionada por la Academia Española, que le eligió, no ha mucho, académico correspondiente.
El Sr. Obligado se ha dedicado especialmente á relatar las tradiciones de su país, desentrañando con raro talento de la esencia de las mismas lo verdaderamente útil é interesante, lo que más netamente revela el carácter íntimo de su historia, el modo de ser de sus habitantes, la razón de sus particulares costumbres; y por modo tan admirable ha realizado su noble empeño, que leyendo los capítulos de su obra se siente revivir el espíritu del pasado del pueblo argentino, se admiran sus gestas, se ven desfilar los personajes y los lugares con todo el vigor de la realidad y los sucesos se desarrollan ante nosotros con tal relieve, que no parece sino que el autor los ha presenciado y los ha vivido.
La labor del Sr. Obligado es altamente patriótica, y asi lo ha reconocido la crítica argentina cuando ha dicho: «Puede estar satisfecho el escritor que, siguiendo las nobilísimas inspiraciones de Mazzini, no hace de su pluma el instrumento servil de su gloria y de su propia infatuación, sino que con espíritu religioso y con alto amor de patria la consagra y deposita como ofrenda pía sobre los altares de la verdad y del bien, destellando fulgores apacibles y bordando con puros matices las hermosas auroras que se alzan sobre el pasado de un pueblo noble, viril y animado del espíritu de Dios.»
Pero el libro que nos ocupa es algo más que una labor patriótica; si notable es bajo este concepto, no lo es menos desde el punto de vista literario. No es, por consiguiente, una obra que interesa exclusivamente á los argentinos ó á los americanos-latinos en general; interesa además á todos los amantes de la literatura española; y por la amenidad de los asuntos,