grandes), bajeles y balsas, costeados de su peculio y no por las Cajas Reales.
Como tres de los anteriores pobladores con Mendoza, que le acompañaban, observaran á Garay no repoblase en el bajo del rio para evitar mundaciones como las que destruyeron ranchos esparcidos bajo los talares de la costa en 1536, desde la boca del Barrancas subió la altura más inmediata, prefiriendo la elevada meseta comprendida entre las barrancas que por el Este y Nordeste dan frente al rio de la Plata y á los bañados del riachuelo hacia el Sur, prolongándose el interior al Oeste. Dentro de esa área trazó el plano primitivo que ha servido de base á la actual ciudad. Abrió los primeros cimientos el sábado 11 de junio de 1580, día de San Bernabé—leíamos en el acta de fundación que bien puede llamarse la fe de bautismo de Buenos Aires, cuyo nombre tomó de Nuestra Señora de los Buenos Aires, patrona de navegantes, al pie de cuya imagen, venerada actualmente en la capilla del palacio de San Telmo (Sevilla), nos arrodillamos un día, implorando soplen por siempre buenos vientos de prosperidad para la patria amada.
IV
Bravo, honrado, inteligente, tesonero y de actividad asombrosa, diseminó poblaciones á lo largo de su dilatadísimo camino, desde el Perú hasta la Patagonia; y en las riberas del Paraguay y el Paraná, del Uruguay y del Plata, dejó indelebles las huellas de su paso.
Santa Fe, Buenos Aires, Villa Rica, no fueron las únicas riberas donde Garay supo fecundizar la simiente civilizadora. Entre otras muchas cosas buenas, él introdujo en la Argentina los primeros ganados bovinos y ovejunos, que forman aún su principal riqueza. Por su arrojo y natural ingenio y constancia llevó á cabo empresas tales, que otro alguno con mayores medios no alcanzara, empleando tanta energía para vencer al caudillo Oberá en las selvas del Paraguay, como ingeniosidades infinitas para atraerse las numerosas indiadas de las Pampas.
De su matrimonio dejó tres hijas, desposadas con otros tantos fundadores, tan progresistas como él: la primera con D. Jerónimo Luis de Cabrera, quien fundaba la ciudad de Córdoba del Tucumán el mismo día de San Jerónimo, en que Garav fundó Santa Fe (1572); la segunda con Vera, fundador de la ciudad de San Juan de Vera, de las Siete Corrientes, y la tercera con D. Hermandarias de Saavedra.
Su primogénito D. Juan desposó la hija de D. Cristóbal Saavedra. Por aquellos años un tío de éste, que no consiguió embarcarse para el