tendido salió un felón de los que pastoreaban, sin resultado, á la irresistible semiviuda.
Vuelto á caer por segunda vez, fué condenado á muerte. Lo más granado de la sociedad de Santiago se desgranaba en pedidos, comisiones y empeños. Señoras tan principales como las de Navarro, Rueda, Iznardy, Santillán, Achaval, Iramain, Ibarra, Alcorta, Gondra, Carranza, Taboada, Olaechea, Gallo, Gorostiaga, Meyra, Frías, Orgaz, Lascano y Unzaga, volvían desairadas.
— De esta no escapa el buen hombre —murmuraban sus amigos.— No hay ya esperanza de salvarle, ni malacara ó plateado tan ligero como el del santo de su devoción.
Habian apartado de los alrededores todo animal de cuatro patas, excepto el que á tal se parecía, ordenando la bárbara ejecución del veterano de la Ciudadela. El último caballo que partió á escape fué el propio que á la estancia del vecino más influyente despacharan en su busca, tentando el postrer empeño.
— Pero, coronel —le decía éste,— no es el modo de atraerse popularidad, ni es posible fusilar á un valiente por pena ya prescrita. Usted no puede dejarse dar lección de humanidad del generoso paisano que ofreció su vida por la de su amigo.
Y en este sentido seguíale trabajando por tocar sus nobles sentimientos.
Encontrábase ya algo quebrantado por las repetidas súplicas de tanta belleza santiagueña, y media noche era por filo cuando, al sonar la primera del año de la Independencia, rendido al fin y fatigado por tantos empeños, se ablandó un poco el jefe.
Bueno, amigo —contestó medio retobado;— concederé á la amistad lo que me había propuesto no ceder á nadie, y de este modo seguirá la relajación en la disciplina, y sin ella no hay ejército posible....
V
Bien se ha dicho que un buen amigo es en la vida la más grande dicha, pues que tan sublime afecto desinteresado que conforta y sostiene, ese otro yo en el que encuentra el hombre complemento de su ser, hace que la amistad de dos hombres de bien sea el vinculo más fecundo en bellos frutos. Los sencillos vecinos de aquellos seculares místoles y patay en que naciera el primero que habló en quichua y en inglés (general Taboada) poco eran dados á lectura de clásicos y poco ó nada sabían de Tirteo y Pritóo, Aquiles y Patrocio, Pelópidas y Epaminondas; pero sí sabían de amistad, que más sincera se usaba por aquellos tiempos de menos engaño.