antecedentes, si saliéramos adquiriendo algo en rifas, que he combatido por perniciosas.
Sin inmutarse, ni variar de color, la buena Petrona que también tipo era de virtud catoniana, digna consorte de uno de los más honrados Fiscales que hubo en esta tierra, tomó el número de manos de su esposo, devolviéndoselo en cuatro pedazos.
— Talvez hubiéramos podido salir de pobres, dijo: yo no creía proceder mal en lo que hice. Quizás viviendo en casa propia, hubiéramos disfrutado mayores comodidades durante nuestros últimos años; pero no es de hoy que me conoces y sabes que jamás he tenido otra voluntad que la de mi marido.
Y al mismo tiempo que rodaba sobre sus ya arrugadas mejillas una lágrima de afecto, repitióse la escena que el infortunado Rousseau cuenta no haber presenciado nunca: «suspirar de amor dos seres ya encanecidos».
Singularidad semejante impresionó vivamente mi imaginación de niño, y díme á investigar antecedentes de virtud tan plausible en aquella, como en toda época. Entonces vino á mi