Página:Tradiciones argentinas Primera serie.djvu/69

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luego descollaron, ya por sus virtudes ó maldades, como «Juan el Malo» tras «Juan el Bueno», derramando éste toda su sangre por fundar una Patria independiente, y aquél la de sus conciudadanos para cimentar su despotismo; el Capitán General Concha, que rindió la vida por su rey, y Concha «el cruel», así apodado el futuro capitán general en la Habana, á la sazón de los más grandulitos, servía de poste de ignominia, sosteniendo sobre sus espaldas, el niño sentenciado en azotaina diaria:

Al rincón
Quita-calzón.

Sentíase comezón revolucionaria ardiendo desde años atrás en el virreinato y toda América, contaminando y propagándose hasta los bancos escueleros.

Virreinaba en el Perú por esos tiempos aquel gallardo granadero, Abascal, que sin más padrino que su buena estampa, —cautivó las miradas de Carlos IV. Observando éste al pasar en la caroza real el tesón con que disciplinaba sus soldados, de Capitán le ascendió á Coronel, de Madrid á México, y de allí á Virrey en el Perú. Bien que tal favorecido de la fortuna y de su Majestad, se cita como uno de los modelos de virreyes honrados.