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Tradiciones peruanas
Una mujer joven, y en quien la muerte no había aún destruído signos de belleza, yacía en el suelo acribillada á puñaladas.
La justicia se echó, como era natural, á hacer averiguaciones, y todo lo que pudo sacar en limpio fué que hacía tres años había sido robada de la Casa de huérfanos una bonita muchacha de diez y ocho abriles.
En cuanto al asesino y al motivo que lo impulsara al crimen nada pudo descubrirse. El clérigo y su criado desaparecieron, sin que volviera á tenerse noticia de ellos.
Desde ese día, y casi por medio siglo, permaneció deshabitada la casa que fuera teatro de tan misteriosa tragedia, y el supersticioso pueblo la bautizó con el nombre de casa de las penas.